Cantorianos en los campos de concentración Nazis
Por Ana Guerrero Marín
En este estado se encontraron a los españoles supervivientes del campo de concentración de Mathausen cuando fueron liberados por el ejército americano
Mathausen, Campo de los Españoles
“Mauthausen”, conocido como el campo de los españoles.
Mauthausen junto con Auschwiz, fueron los campos de exterminio más sanguinarios del Holocausto nazi. Durante la II Guerra Mundial en sus cámaras de gas dejaron su vida no sólo judíos, sino también Republicanos Españoles, más de 7.000, entre ellos, aproximadamente 1.100 eran andaluces, que escaparon de una Guerra Civil perdida en 1939 ante Franco, para acabar muriendo a manos de Hitler.
Tras el hundimiento de la II República española que dio fin a la Guerra Civil en abril de 1939, los republicanos españoles lograron alcanzar a duras penas la frontera francesa, buscando refugio en el suelo galo. Donde fueron distribuidos por el sur de Francia en campos de refugiados.
Desde su llegada a este país, debieron soportar un trato cruel y unas condiciones de vida pésimas por parte de las autoridades francesas, fueron internados en campos de reagrupamiento, subalimentados y en condiciones sanitarias e higiénicas deplorables.
Al cabo de unos meses estalló la II Guerra Mundial y los españoles fueron obligados a combatir en las filas del ejército francés, enviados al frente en escuadrones de choque, en las filas de la legión extranjera, ó con uniforme francés, siendo muchos de ellos capturados por los nazis.
Los documentos encontrados prueban que las autoridades nazis preguntaron a las españolas, que debían hacer con los “dos mil rojos españoles capturados en Angulema (Francia)”. Si los extraditaban a España.
Los campos de concentración españoles estaban a rebosar de presos, así pues Ramón Serrano Suñer que era el ministro de asuntos exteriores, además de cuñado de Franco y amigo personal de Heinrich Himmler, contestó rechazando la extradición, alegando que no se trataba de españoles, sino de “apátridas indeseables”. Así que la Gestapo se hizo cargo de ellos.
Algunos de los documentos tienen una nota manuscrita al margen, en la que se pide que se archive el asunto puesto que no parece oportuno hacer nada al respecto. Así de un plumazo, comenzó para ellos un largo calvario.
El 24 de agosto de 1940 un tren con 927 refugiados españoles salía de la estación de Angulema en la región francesa de la Charante.
En unos vagones de madera, utilizados para el transporte de ganado y en el que apenas cabían 40 personas, viajaron durante 3 días y 3 noches, sin escalas, de pié y sobre sus propios excrementos. Creían que iban hacia la zona no ocupada de Francia, pero su destino era otro muy diferente, el campo de Mauthausen .
Al llegar al pueblo austriaco, los oficiales de la SS abrían las puertas del tren y para bajarlos les gritaban ¡Raus, raus! (¡fuera!) ¡Schnell, schnell! (¡rápido!) a culetazos de fusil los bajaban a los andenes y muchos eran mordidos por los perros que portaban los oficiales.
No eran judíos, ni gitanos, ni tan siquiera alemanes contrarios a Hitler. Eran españoles, ¡Republicanos Españoles!.
De esta manera fueron conducidos durante los 4 km. Que los separaban del campo. ¡Rotspanier! Gritaban, con el tiempo descubrieron qué significaban cada uno de los insultos de sus carceleros << ¡Rojos Españoles! >>.
A la entrada del campo de mauthausen, se podía leer un letrero en el que rezaba:
“Vosotros que entráis, dejad aquí toda esperanza”.
Mauthausen tenía aspecto de fortaleza inexpugnable de granito, edificada sobre la sangre de miles de victimas. Al entrar al campo, eran obligados a desnudarse en el patio, donde en el más crudo invierno, se registraba 12 grados bajo cero. Después separaban a los hombres de las mujeres y a los jóvenes de los viejos, a las mujeres y niños menores de 13 años se les mandaba al campo femenino de Ravensbrück. Los ancianos considerados inútiles para trabajar eran los primeros en ser gaseados, al resto se les despiojaba rapándoles la cabeza y los desinfectaban con agua de zotal rebajada (el escozor que sentían era brutal) luego se les vestía con el “Drillich”, el traje a rayas, marcado con un número, un triángulo azul de apátrida y una “S” blanca de “spanier”.
Estos trajes, se les quitaba a los presos muertos antes de quemarlos y luego eran entregados a presos nuevos.
El triángulo azul, los diferenciaba de los demás presos, verde para “presos comunes”, rojo “presos políticos”, negro “personas antisociales” y sobre todo de las estrellas amarillas “judíos”.
Los españoles fueron los primeros en sufrir las consecuencias de la ira de los nazis, cuando todavía los judíos y los rusos no habían llegado a ser el objeto de su locura exterminadora.
Puede decirse que la existencia de las canteras Wienner-Gräben, fue la causa de que Hitler decidiera construir allí el más importante campo de concentración de Austria. En él perecieron las dos terceras partes de los deportados españoles.
Los prisioneros picaban y extraían el granito, que luego era empleado para construir calles, edificios ó mausoleos en Alemania.
Para acceder a la cantera construyeron una escalera de 186 peldaños en la misma roca.
Los trabajos forzados era la ideología nazi, esta mantenía que el trabajo manual era la mejor manera no solo de castigar, sino de matar. “La aniquilación a través del trabajo”, los prisioneros trabajaban literalmente hasta morir. Llevaban una mochila de correas con piedras de más de 30 kl, que tenían que sacar por las escaleras entre los gritos y palos de los kapos que ejercían de capataces y les empujaban. Las escaleras las subían diez ó doce veces al día.
En verano, se levantaban a las cinco menos cuarto de la mañana y a las seis menos cuarto en invierno. No paraban de trabajar hasta las siete de la tarde y su actividad diaria se concentraba en la cantera y en la construcción de túneles subterráneos que conectaban con los campos anexos de Gusen, Melk y Ebensee., en donde los prisioneros eran forzados a trabajar en la industria armamentística y en fábricas de ladrillos entre otras.
Hitler se aprovechó porque sabía que nadie los iba a reclamar, se hacían muchos trabajos en empresas para fabricar material de guerra, como en las plantas de montaje del Messerschmitt Me 262 (el primer avión de combate a reacción), el contrato consistía en que cada industrial pagaba por preso la mitad del jornal ordinario y este dinero iba a parar a los bolsillos de los miembros de las SS. Así pues se convirtieron en los peones perfectos: no cobraban, costaba poco mantenerlos y en cuestión de meses, se conseguía la llamada aniquilación por el trabajo.
Mauthausen y Gusen se convirtieron en Campos de categoría III, para el Tercer Reich, es decir: <<Campos sin Retorno>>.
El director y comandante del campo de Mauthausen, Frank Ziereis, les dijo a los españoles cuando llegaron que no soñaran salir por la puerta, sino que de salir lo harían por la chimenea del crematorio.
A la distribución de los hombres en diferentes grupos de trabajo se le llamaba “Komandos”,
Y el pertenecer a uno u otro komando, dependía de poder entrar por la tarde por su propio pié ó cargado en algún remolque. Los presos españoles conocían en cual de estos comandos podían sobrevivir más tiempo y en cual no.
De todos aquellos grupos el más siniestro era un gran komando llamado por los españoles “el pozo”. El trabajo de este grupo consistía en excavaciones de tierra a 15 metros de profundidad, la cual tenían que sacar en cajones de madera intentando no tirarla en la subida o eran castigados a palos y volver a bajar por la pendiente para seguir excavando. El komando que más victimas españolas se cobró fue el de Steyr.
Así pues, la lucha por incorporarse a un grupo de trabajo donde pudieran sobrevivir era tal, que los Kapos y los SS impedían con golpes de estacas que se pasasen de un grupo a otro.
Los llamados Kapos, eran delincuentes comunes a los que Hitler sacó de las cárceles para otórgales el privilegio de mantener el orden en los campos de concentración, a cambio de comer bien, no trabajar y tener ropa limpia. Entre ellos había españoles “lameculos” de los alemanes.
Para ellos quedaba el trabajo sucio de las torturas, los castigos y mamporros., para las SS, las ejecuciones y los ahorcamientos.
Los españoles pusieron apodos a sus carceleros, a uno le llamaban “el tigre”, por su ferocidad, pues hacía apuestas con otros kapos para ver quien era capaz de liquidar más presos en una sola jornada de trabajo. A otro le apodaban “el Asturias”, por su origen, de nombre Indalencio González, este que era español, fue tan sanguinario, que incluso recibía felicitaciones de la SS por la alta mortandad de su grupo. (Fue juzgado por crímenes de guerra y condenado a muerte por el tribunal norteamericano en 1946).
Son muchos los carceleros que tuvieron, pero algunos se llevaban la palma en cuanto a sanguinarios.
Los presos iban y venían a pié, atravesando zonas pobladas, pero todo el mundo cerraba los ojos al paso de aquella procesión de fantasmas famélicos, azotados por sus verdugos., el peso medio de aquellos hombres no superaba los 40 kl.
Se sobrevivía al límite, la alimentación era escasa, el agua insalubre, los barracones superpoblados y las horas de trabajo interminables. Se levantaban muy temprano y se colocaban en fila para recibir el desayuno: un café aguado, que en realidad estaba hecho a base de agua de roble o de castaño y un mendrugo de 100 gramos de pan.
Pasaban revista y formaban escuadrones de trabajo, caminaban duras marchas y trabajaban hasta el agotamiento.
Al medio día, se servía un plato de sopa, que era puré de avena con pan y por la noche, la misma sopa aguada con un trozo de patata o de malta, otras veces la cena no existía.
El régimen estaba calculado para sobrevivir de seis a nueve meses. Cuando los cuerpos ya no aguantaban más, se desplomaban inertes.
La noche era el momento elegido para las palizas y para las “duchas heladas”, que hicieran famoso a Gusen, campo auxiliar destinado al exterminio de los presos más débiles ., En mauthausen, además de las palizas y las humillaciones diarias existían más de diez tipos de castigo diferentes: desde la denominada “celda de estar de pié”, hasta el de permanecer desnudo toda la noche en el patio del barracón, con temperaturas bajo cero.
La brutalidad era la norma de la SS. Sus métodos de asesinato y de tortura eran varios, entre ellos estaban:
Ahogamiento en tinas de agua., De 1940 a 1942 exterminaron a muchos españoles de esta forma.
Baños de la muerte., Era un método barato de matar a la gente enferma ó agotada, consistía en duchas de agua helada hasta que morían en apenas 30 minutos.
Prisioneros arrojados al precipicio de la cantera de 80 metros de altura, los SS le llamaban “el salto de los paracaidistas”.
Inyecciones letales y palizas., inyecciones de fenol y benceno en el corazón, de esta forma, ejecutaron a 732 españoles en 1942 en Gusen.
Experimentos médicos., trepanación de cerebros para su estudio, operaciones sin anestesia…etc.
Gaseamientos., se cerraba los barracones herméticamente e introducían ácido prúsico ó zylon-B. De esta manera fueron gaseados españoles y polacos en el barracón nº 32 de Gusen I, que estaban enfermos de tifus.
Asfixiamiento por monóxido de carbono., se les invitaba a un paseo en camión cuyo tubo de escape enlazaba con la caja de carga, el recorrido era de 5 km, los que separaban la distancia entre los campos de Mauthausen y Gusen.
Disparos en la nuca y tiroteos masivos.
Ahorcamientos en la Appelplace al son de la pieza francesa j´attendrai ton retour ( yo esperaré tu vuelta)
Cámara de gas., tan utilizada con el pueblo judío.
El método era sencillo, dividían 3 categorías: mujeres, hombres y niños, luego se les llevaba a un área específica donde se les desnudaba y dejaban sus pertenencias, a cambio se les entregaba un cordel para anudar sus zapatos., para hacerles creer que iban a recuperarlos tras “la desinfección”, así lo llamaban. Los pasaban a un patio y les azotaban para que entrasen en una cámara cerrada automáticamente, les hacían correr para que fatigados inhalasen más aire dentro de la cámara de gas y muriesen más rápido.
Luego un equipo los “sonderkomando” limpiaban la estancia de cadáveres y los echaban en fosas comunes, donde eran enterrados en hileras cubiertas de cal. Todo este proceso era desarrollado con exactitud de reloj en menos de 4 horas.
Estas cámaras funcionaban día y noche.
Los subían en un caballete especial para el castigo, les bajaban los pantalones y tenían que contar en alemán los golpes del vergajo que les daban: ein, zwei, drei……., y como se equivocaran, volvían a empezar.
Eran devorados por diversión por los perros de los SS.
Alambreras electrificadas, les hacían avanzar hacia ellas hasta electrocutarlos.
Los hornos crematorios funcionaban día y noche. Un carro diario recogía con unas tenazas a los muertos y los metía como sardinas en el horno. Cuando estos estaban saturados , los enterraban en fosas.
El primer español falleció el 26 de agosto de 1940,fue un malagueño: José Marfil Escabona , sus compatriotas guardaron un minuto de silencio por él, ante la sorpresa de sus verdugos,
A los españoles se les aplicó el decreto “ÑACH UND NEBEL” (noche y niebla), inspirado en una ópera de Wagner, para decir que nadie saldría vivo.
“NN” se les consideraba presos a los que se les podía ejecutar en cualquier momento.
Estuvieron casi tres años sin poder escribir, ni recibir noticias del exterior, pues nadie podía saber donde se encontraban y cuando pudieron hacerlo, la Gestapo les censuraba las cartas.
Al ser los primeros en llegar al campo, les hizo también los más fuertes en cuanto a estrategias, aprendían alemán con una Biblia, formaron una organización clandestina para ayudar a los más frágiles y a los nuevos presos que ingresaban. Robaban medicinas en la enfermería y repartían la escasa comida a los más débiles y enfermos, e incluso cuando podían organizaban motines junto con los polacos con el fin de salvar alguna de las vidas que los SS pretendían gasear.
En el campo principal existía un laboratorio de revelado fotográfico, pues los SS tomaban fotos de sus crueldades. Imágenes de los que realizaban trabajos físicos, así como las humillaciones dentro del campo, para ser utilizadas como propaganda. Representaban la dureza del sistema.
Dentro de este laboratorio trabajaban dos españoles: Antonio García y Francisco Boix, este último fue haciendo una copia más de cada negativo que le entregaban los oficiales de las SS.
Había también un komando llamado Poschacher, integrado por 50 jóvenes españoles que trabajaba en una cantera en explotación situada junto al núcleo urbano de Mauthausen, cuyo empresario se llamaba Antón Poschacher.
Todos los días el grupo de trabajo pasaba por un camino donde vivía la señora Poitner, que era antinazi. Con el tiempo entabló amistad con uno de los presos, Jacinto Cortés.
Francisco Boix y su compañero sacaban los negativos del laboratorio a escondidas hasta llevarlos a un lugar seguro.
Primero envolvían las tiras de negativos en periódico para entregarlas a los compañeros que trabajaban en otras secciones para ocultarlas. Los escondites habituales eran la caja de herramientas, debajo de las tablas del suelo, detrás de los marcos de las puertas y hasta cosidas en las hombreras de los uniformes de los presos.
Los poschacher, recibieron los negativos en botes y hasta dentro de zapatillas, los escondían en la cantera y cuando se enteraron de que iban a ser trasladados a otro campo, entregaron a la Sra. Poitner cerca de 20.000 negativos y esta los guardó en el muro que rodeaba su jardín, poniendo en peligro su vida.
Este material fotográfico fue aportado como prueba de la crueldad nazi, en el proceso de crímenes de guerra contra los mandatarios alemanes en el llamado juicio de Nuremberg, (Tribunal internacional militar en 1946) por el preso español Francisco Boix, llamado como testigo del juicio. Los negativos eran en blanco y negro e iban en tiras de seis fotogramas.
<<Cada piedra de Mauthausen representa la vida de un español>>
Hubo asesinatos de republicanos españoles en Gusen desde el 7-9-1940 hasta el 24-4-1945, fueron asesinados aproximadamente 4.293 españoles.
Todos los días sin excepción murieron asesinados españoles en Mauthausen-Gusen, desde julio de 1941 a enero del 1942. El día de mayor número de asesinatos fue el 14-1-1941, en el que murieron 70 españoles.
En las fichas de defunción se le ponía muerte por causa natural. ¡Qué ironía!
Para los españoles, los SS tenían órdenes especiales y para librarse de ellos, se había creado una comisión de liquidación en Berlín, por orden de Serrano Suñer.
La cesión data de 1941, donde se dice que los españoles ya no debían existir en una determinada fecha.
Los 4 Cantorianos de los campos de Cocentración
En estos campos de exterminio nazi dejaron su vida dos CANTORIANOS:
Benito García Giménez, nacido el 20-10-1900. Prisionero en el castillo de Hammerstein en el stalag II-B, trasladado a Mautausen el 27-9-1940. Fue asesinado en Gusen el 20-7-1941, a la edad de 40 años.
(Stalag = campo de prisioneros de guerra)
Diego Sanchez Cubillas, nacido el 24-9-1896. Prisionero Nº 56779/stalag VIII-C, en Trier (Alemania) trasladado a Mauthausen el 25-1-1941, identificado como preso nº 4691 y de allí trasladado al campo de Gusen el 17-2-1941. Donde falleció el día 12-12-1941.
Su familia, que actualmente vive en Barcelona, nos ha hecho llegar una fotocopia de una carta que fue censurada por la Gestapo y que escribió a su hijo el 16-11-1940. A sí como un comunicado de la cruz roja francesa notificando su fallecimiento.
Otros dos cantorianos pudieron salvarse del horror junto con otros 2.184 españoles supervivientes y fueron liberados en 1945, por la 41 Escuadra de Reconocimiento de la 11 División Acorazada del Ejército de los Estados Unidos, que estaba al mando del coronel Robert R. Seibel, Estos fueron:
Ulpiano Sanchez, nacido el 1-1-1915. Prisionero en Saint-Paul, Lyon (29-6-1944), deportado a Dachau en Alemania el 2-7-1944 y luego a Ohrdruf-Buchenwald (30-1-1945) Fue liberado en este último campo el día 11-4-1945.
Juan García Navarro, nacido el 9-9-1907. Prisionero del stalag XI-A (Altengrabow) Alemania, deportado a Mauthausen el 26-04-1941. Liberado en este campo ó en alguno de sus comandos el 5-5-1945.
La historia de estos cantorianos es excepcional y debe ser conocida por sus paisanos, para que tengan conocimiento del horror que padecieron y lo que lucharon por volver a su tierra., y todo, por ser de otra ideología política.
Una centena de Almerienses también sobrevivió a los campos nazis, pero otros 139, no lo pudieron contar. Gente de pueblos tan cercanos a Cantoria como son: Albox, Purchena, Olula del Río, Lúcar, Mojacar, Lubrín, Huercal-Overa, Cuevas de Almanzora, Oria, Chercos, Vélez Rubio, Vélez Blanco, Vera, Uleila del Campo……..etc.
Los alemanes habían abandonado el campo un día antes de la liberación, así que cuando las tropas americanas llegaron al campo de Mauthausen, las banderas republicanas, habían sustituido a las nazis y la puerta del campo estaba cubierta por una gran pancarta en la que se podía leer: “Los españoles antifranquistas saludan a las fuerzas libertadoras”.
Después de la derrota militar del nazismo y cuando el exterminio nazi era público en todo el mundo, el gobierno español, no se pronunció por los miles de españoles asesinados, es más el régimen mantuvo una obsesión persecutoria enfermiza hacia los republicanos y hacia sus familias. El comportamiento del Régimen era el de irrumpir armados con fusiles y de madrugada en las casas de los familiares, registrándolo todo y realizando disparos para amedrentarlos. Seguían siendo “Rojos” ó familiares de rojos, siendo continuamente asediados, detenidos e interrogados, incluso rapaban la cabeza de las mujeres para identificarlas.
Hoy 62 años después, la historia de los deportados españoles interesa a las nuevas generaciones.
Ellos que soportaron 5 años de concentración nazi con una única obsesión: “VIVIR PARA CONTARLO”.
Ellos que vivieron dos grandes guerras, la Civil y la Mundial, pero que no ganaron ninguna.
Que fueron considerados “apátridas”, pues España no les quería, que la liberación del campo no significó para ellos el final de la guerra, ya que muchos no pudieron volver a la España del Franquismo, por miedo a las represalias. Que tuvieron que pedir asilo en los países que tan mal les habían tratado: Francia y Austria, esperando hasta la democracia para volver a ser <<españoles>>.
Que los que se atrevieron a regresar lo hicieron para malvivir sin documentos, escondidos hasta que murió Franco. Soportando aún más humillaciones y que los fanáticos del Régimen les llamaran a voces <<Rojos Asesinos>>, ¿asesinos?, acaso los partidarios del régimen no cometieron también crímenes en la guerra ó ¿es que ya no se acuerdan?
<<Rojos ó Azules>>, una lucha interminable, que aún hoy perdura.
En la Guerra Civil Española, se cometieron atrocidades, tanto por parte de un bando, como de otro, no pretendo con esta opinión atacar a uno y salvar a otro, pero ¿Es que tenemos el corazón tan duro, como para no sentir un poco de misericordia hacia nuestros semejantes?
Sabríais decirme ¿de qué color es el Alma de un ser humano?
Aún hoy queda mucha gente que no sabe, si su padre ó su abuelo murió en un campo nazi, pues el muro de silencio administrativo (por parte del Gobierno) enmascaró lo ocurrido e intentó que se olvidara.
Pero hoy día sabemos que existen unas listas elaboradas por asociaciones de familiares de victimas del nazismo y cada nombre y dato es controlado por historiadores y sobre todo existe un testimonio gráfico extenso que demuestra el infierno por el que pasaron tantos seres humanos.
Todas estas victimas forman parte de la historia de Europa y de España, una historia de muerte.
La responsabilidad de la deportación a los campos nazis de mujeres, niños y hombres españoles, no fue fruto del azar, sino provocado por la ecuación “enemigos de Franco-enemigos de Hitler”.
Adolf Hitler fue condecorado por Franco con el título de Gran Caballero y el collar de la Gran Orden Imperial de las Flechas Rojas, según consta en un BOE franquista.
Como también consta que fueron los “H.P” mayores de la historia de Europa y si no que se lo pregunten a sus víctimas.
La larga duración de la dictadura (40 años), negó a las víctimas su propia dignidad, ignorando incluso el hecho de su propia existencia, su desprecio hacia ellas era latente, así como la falta de solidaridad.
La mayoría de ellos han muerto en el olvido, hoy apenas si queda medio centenar de supervivientes que rondan los 90 años, pero mientras quede uno solo vivo, no podrán decir que no existió.
Ahora les queda una última prueba que superar y es sobrevivir a la burocracia.
Unos 60 supervivientes han solicitado las indemnizaciones del Estado y la industria alemanes, Otros la han solicitado a Francia, pero dada la avanzada edad de los beneficiarios y la lentitud con la que se tramitan las documentaciones, estas llegarán un poco tarde y tal vez sus herederos, sean quienes las reciban.
A mi juicio, la exterminación de seres inocentes sobrepasa los límites de todos los parámetros establecidos.
El impacto emocional que uno siente al leer los testimonios relatados por los supervivientes y de visualizar las miles de fotos del genocidio, es tal, que te preguntas ¿cómo puede ser el hombre tan cruel con su especie?
Este trabajo lo he realizado con mucho cariño intentando en la medida de lo posible no herir la sensibilidad de nadie, pero las cosas ocurrieron así y no se pueden suavizar.
Todavía por desgracia existen brotes neonazis y grupos ultraderechistas que cometen actos vandálicos contra espacios creados por el recuerdo de aquellas víctimas. ¿Hasta donde llega el fanatismo? Que ni muertos, les dejan en paz.
Reconozco que el que más ó el que menos tenemos familiares que pertenecieron a uno ó a otro bando y que nuestros sentimientos cuando afloran pueden nublarnos la razón y calentarnos la lengua.
Pero si admitimos que los individuos han de rendir cuentas de sus actuaciones públicas, entonces las instituciones y los gobiernos también deben hacerlo con sus acciones., Sobre todo cuando durante largos años se ha enmascarado la verdad y se han llevado a cabo estrategias exculpatorias.
No podemos, ni debemos dar carpetazo a una página de nuestra historia por dura que esta sea.
Aún no es tarde, para reconocerlo y no es suficiente con depositar unas flores en un monumento solitario, una vez al año. Ellos no necesitan tanta piedra erigida, pero sí un reconocimiento por su lucha hacia la libertad y eso no se ha hecho todavía.
Sirva este, mi pequeño homenaje, para desempolvar su historia que en resumidas cuentas es la nuestra.
<<SI OLVIDAMOS A LAS VICTIMAS DE LA BARBARIE NAZI Ó DE LA GUERRA CIVIL, LAS HABREMOS EXTERMINADO POR SEGUNDA VEZ>>
Diego Sánchez Cubillas, uno de los dos fallecidos de Cantoria en Mathaussen
mas de 5000 españoles perecieron en los campos de concentración Nazis. En esta imagen el hacinamiento en un barracón
El día de la liberación los españoles esperaban a los americanos con una gran bandera española
Mathausen es un ejemplo de la barbarie nazi que se puede visitar y que quede constancia a las generaciones futuras de lo que alli aconteció.
Los ancianos considerados inútiles para trabajar eran los primeros en ser gaseados, al resto se les despiojaba rapándoles la cabeza y los desinfectaban con agua de zotal rebajada, luego se les vestía con el traje a rayas, marcado con un número, un triángulo azul de apátrida y una “S” blanca de “spanier”.
Cadáveres apilados que nos les dio tiempo a los Nazis quemarlos en los hornos crematorios cuando huyeron ante el avance de las tropas aliadas
El Campo de concentración de Gusen es el conjunto de tres campos de prisioneros en el Alta Austria al este de la ciudad de Linz. Durante el régimen nazi que a su vez dependían del campo de concentración de Mauthausen. De los republicanos españoles llegados a Mauthausen en 1940-1945, dos tercios murieron (casi 5000 de los 7200 españoles). Cerca del 80 % de esos 5000 españoles fallecidos, Gusen fue el escenario del asesinato.
Diego Sánchez Cubillas. Nuestros héroes olvidados
Sobre mi abuelo Diego sólo se lo que me contaba mi padre. Para él la perdída del suyo sin duda debió suponer un trauma que sobrellevaba con una mezcla de nostalgia y amargura. Creo que en su fuero interno se debatía entre la vaga memoria tamizada por las telarañas del tiempo y la necesidad de forjar un recuerdo dulce que transmitir.
Según supe, mi abuelo era un hombre de carácter jovial, despierto y emprendedor. No me quedan claras las razones, pero el caso es que después de haber sido por un tiempo alcalde en Cantoria, decidió marchar a Barcelona en 1932 con sus cuatro hijos y su mujer, mi abuela Manuela a la que lamentablemente tampoco conocí. Decía mi padre, y mi madre lo corrobora, que era la bondad personificada.
En Barcelona mi abuelo pronto se buscó la vida y hasta llegó a montar un negocio de esencias para hacer refrescos, una bebida en boga en esos tiempos de escasez.
En la calle Reus de Barcelona, en el barrio de la Bosanova, aún se conservaba hace unos años la casa donde se afincaron. Mi padre no paraba de recordarme cada vez que pasábamos cerca: -hijo mío: ¡todo eso eran campos!
Según decía mi padre, mi abuelo regentaba por entonces el casal del barrio de la CNT. Quizá por eso mi padre era un escéptico de la política - "maldita política decía"-, que no había traído mas que desgracias a su casa. Nunca habló mi padre de ideologías respecto a mi abuelo, aunque se apresuraba a decir que le gustaba "mangonear".
Papá hablaba de todo eso sin reproches, con una pizca de orgullo filial por un padre aventurero.
Una vez, regentando el casal el abuelo, se presentaron unos milicianos en su casa buscando unos paisanos de Cantoria; según ellos "fascistas" que el abuelo tenía escondidos. El abuelo dicen que los conminó a entrar y registrar atendiéndose a las consecuencias si la búsqueda resultaba infructuosa.
-¡Camarada Diego Sánchez! Si tu lo dices no hay mas que hablar...- y se fueron por dónde habían venido.
Así salvaron tan delicada situación sus paisanos de Cantoria que, por supuesto, se hallaban escondidos en su casa. Eso lo contaba papá, supongo, para recalcar el tremendo afecto que el abuelo siempre sintió por su pueblo y los suyos.
Lo mismo sucedía a su hijo: aún viviendo casi toda su vida en Cataluña siempre alardeaba orgulloso de sus orígenes, aunque no pudo visitar su pueblo tanto como hubiera querido.
Yo mismo sólo he estado dos veces en Cantoria y, en la primera de ellas, recuerdo que al decir en el Casino que era nieto de Diego Sánchez, un hombre se levantó de una mesa y me cantó una coplilla que circulaba sobre el abuelo. Hacía referencia a un coche, Hispano Suizo creo, que acabó en el río por una bravuconada muy al estilo del abuelo por lo que luego pude saber.
También contaba papá que el abuelo marchó a América, como entonces era frecuente, a tratar de hacer fortuna. Ignoro si había otras causas. Si las hubo, o papá las desconocía, o se cuidó de no decírmelas. El caso es que al respecto de dicho viaje papá guardaba tan celosamente que no he podido encontrarla, una foto del abuelo Diego en la prensa local de un país americano, a cuyo pié se podía leer: "El Dr. Diego Sánchez y sus colaboradores". El trato de Doctor sin duda obedecía al rango que entonces por aquellas tierras se otorgaba a cualquiera que alcanzara cierta notoriedad. Allí se veía a mi abuelo pulcramente vestido de blanco y con actitud de orgullosa suficiencia. Aquella foto reconozco que impresionó mi mente infantil y alimentó la ya de por sí acusada curiosidad que sentía por el abuelo.
El caso es que a su regreso de América estalló la guerra civil y no se si obligado por circunstancias políticas o personales, o ambas cosas, se marchó a Francia dónde tras caer con la Línea Maginott en manos de los nazis, fue deportado a Mauthausen y de allí al anexo campo y de Güsen, dónde fue cruelmente asesinado en Diciembre de 1.941, lejos de los suyos.
No fue hasta cinco años después cuándo al ir a buscar a mi madre, entonces su novia, apareció papá con un brazalete negro. Había llegado la carta de la Cruz Roja comunicando el triste desenlace.
No sé cuanto de cierto hay en todo lo que sé del abuelo, pero esta era la verdad que contaba papá. Y puesto que no somos sino lo que guarda la memoria de los nuestros, procuraré que el abuelo Diego siga vivo en mi memoria, aún sin haberle conocido, como el postrero homenaje que le debemos.
Carta de la Cruz Roja Francesa. Ese día su hijo Joaquín fue a ver a su novia con un brazalete negro en la manga. Había recibido la noticia que tanto temían, que su padre había sido vícitma del holocausto Nazi
En 1940 la Gestapo censura esta carta a su hijo joaquín
Transcripción de la Carta:
16-11-1940
Queridísimo hijo: Ojalá al recibo de la presente os encontréis en buen estado de salud, así como la mía es excelente. Joaquinito, creo que pronto tendré la suerte en poderosos abrazar. Dale mis recuerdos a D. Pedro Llamas y familia, así como a todos los demás amigos. Dale un abrazo a D. Joaquin Jiménez, a la mamá Manuela y a todos los de casa, y para tí muchos besos de tu padre.
Diego Sánchez