Alejandro Giménez fue el alcalde que construyó el actual ayuntamiento en 1856. Coleccion: Eduardo Fernández
Eduardo Giménez Molina, hijo de Alejandro, Diputado en Cortes y es quizás el cantoriano que más influencia política ha tenido de todos los tiempos. Colección: Eduardo Fernández
De la historia de Cantoria del siglo XIX se tienen pocos datos en cuanto a los que ocuparon cargos políticos pues desaparecieron los documentos y archivos. Voy a hablar de dos cantorianos ilustres de este siglo de los que tengo algunas referencias.
En 1840 Madoz describe la Casa Consistorial como un edificio en estado ruinoso y con una cárcel estrecha. En 1856 se contruye el nuevo ayuntamiento siendo alcalde Alejandro Mª Giménez. Como hemos dicho al principio, se constituyó Cantoria como Ayuntamiento y sobre el edificio que ocupó no se tienen referencias tampoco. La única es de la construcción del actual edificio que ha sufrido varias reformas internas y ampliación a otro edificio contiguo, pero la fachada, la escalera y cuerpo son los mismos de la época de su construcción, que como testimonio, una placa en la escalera donde figura el nombre de la empresa que lo construyó y de toda la Corporación:
-Alejandro Mª Giménez-Alcalde
-Alejandro Martínez-Alcalde 2º
-Antonio Corella- Regidor 1º
-Manuel Moreno-Regidor 2º
-Pedro Sánchez Balle-Regidor 3º
-Justo Gavilán Romero-Regidor 4º
-Francisco Jiménez Pérez-Regidor 5º
-Ángel Mesas Corella-Regidor 6º
-José Mª Jiménez-Síndico
-Juan de Mata Sánchez-Secretario
-Por la empresa-José Moreno Gavilán
Este Alcalde, Alejandro Giménez es uno de estos personajes ilustres que tuvo gran influencia en el desarrollo de Cantoria pues en el edificio que bajo su mandato se realizó, se ven las miras anchas que tenía al disponer de unas dimensiones bastante grandes para los usos y necesidades de la época y pensaba en el devenir que no fue todo lo predecible que esperaban, pues no ha crecido el pueblo como se esperaba. Personalmente inyectó sangre nueva al pueblo ya que matrimonió con una habitante de Somontin, llamada Dolores Molina.
De este matrimonio nació Eduardo Giménez Molina que en vez de dedicarse a la política local lo hizo a la nacional, ya que fue Diputado en Cortes y Director General de lo Contencioso-Administrativo en el Ministerio de Hacienda. Consiguió por su influencia política y ayudado por otras personas, entre ellas Antonio Abellán (Marqués de Almanzora), el paso del ferrocarril por Almanzora y Cantoria con sus correspondientes estaciones. También la construcción de la carretera desde el cruce de la de Huércal-Baza, y que va en dirección a Albanchez, pasando ambos medios de locomoción por tierras de su propiedad.
Después de Alejandro Giménez no hemos podido encontrar mucha documentación sobre los regidores del municipio, salvo la noticia del fallecimiento de Vicente Giménez Moreno (bisabuelo de don Adolfo López por línea materna) en noviembre de 1902 y que había sido un alcalde y diputado provincial con bastante poder dentro del partido judicial de Purchena.
Gracias a la digitalización de los Anuarios del Comercio, la industria, la magistratura y la administración a partir de 1881 sabemos que ese año obstentaba el cargo Juan Egea Navarro. En 1882 le sucedió Antonio Sánchez hasta 1887 en que retomó de nuevo Juan Egea Navarro.
En 1888 fue elegido Ramón Jiménez Corella que murió en el ejercicio de sus funciones lo que causó una gran conmoción entre los vecinos. Según estos testimonios, era persona muy querida, sobre todo los más humildes y desamparados que vivían en las cuevas existentes en los aledaños de la ermita. Cuando murió, comentan que bajaba la calle abarrotada de gente que se dirigía al encuentro del féretro prorrumpiendo en llantos y lamentos escalofriantes a los que acompañaban grito de -¡ha muerto nuestro padre, nuestro bienhechor!. Ya en 1889 la enfermedad hizo que el Ministerio de la Gobernación instara al Ayuntamiento de Cantoria que en sesión plenaria presidida por el Teniente Alcalde, decidiera de la capacidad legal del alcalde a raíz de unas denuncias formuladas por don Diego Rubí Fábrega.
1899 aparece como alcalde el abogado Victoriano Carrillo.
1899 - 1901. Abogado que ejerció como alcalde en el periodo de transición al nuevo siglo, muriendo en el cargo en marzo de 1901.
1902-1904
1905-1910
Fue alcalde durante los periodos 1910 - 1916, 1917 - 1921 y 1922 - 1923. Colección: Elsa Peregrín
1916
1916
1921 - 1922 y 1923
1923
1924. Personas muy activa en la vida social, económica y hasta política de Cantoria. En este último campo fue concejal durante varias legislaturas y alcalde en 1924. También fue el encargado de recoger en el puerto de Almería la asignación del Trigo que venía de Argentina en auxilio de la escasez que había en España correspondiente a Cantoria. En el año 1920 la cantidad ascendía a 17.004 kilos.
Entre las anécdotas, que fueron muchas las que generó Agapito, como cuando siendo alcalde se convirtió en el primer propietario de un coche en Cantoria. Ya en 1923 solicitó a la jefatura de obras públicas realizar el examen de aptitud para dedicarse a la conducción de vehículos con motor de tercera categoría (coches). El caso es que cuando tenía que salir con el, mandaba al sereno para avisar que don Agapito Sánchez conduciría por las calles del pueblo su vehículo, que los vecinos tuvieran cuidado a su paso para evitar cualquier peligro.
1924 - 1927 y 1930 - 1931. Lo curioso de esta imagen es que las tres generaciones, abuelo, hijo y nieto, fueron alcaldes de Cantoria. Dictadura de Primo de Rivera, República, Dictadura del General Franco y la Democracia.
1927 - 1930. Este alclade protagonizó el 12 de octubre de 1932, cuando ya no obstentaba cargo público un hecho de lo más insólito. Reclutó gente en la misma puerta de su domicilio enarbolando la bandera monárquica, proclamando la monarquía en Cantoria. El alcalde republicano don Vicente Giménez Saavedra tuvo que dar parte a la Guardia Civil. La noticia fue recogida por el Diario de la libertad del 13 de octubre de 1932
1930. Fue el último alcalde de la monarquía y era natural de la barriada de las Casicas, donde contaba con numerosas propiedades, muchas de ellas pertenecían en su momento a los I marqueses de Almanzora. Tuvo que ser un hombre con mucha personalidad, ya que en su lápida del cementerio de Cantoria apenas se puede apreciar el nombre del titular, sino su autoepitafio que va dirigido al visitante y del que desconocemos su autoría (sabemos que no es de Francisco ya que se repite en varios cementerio del país, como en Oria y Castellón):
¡Detente, mortal!
Fueres quien quisieres
Yo fui, lo que tú eres
No hay edad prefijada.
Y tal vez sea hoy
Tú serás lo que yo soy
¿Te importa mi nombre tan siquiera?
¡Aquí está quien te espera!
1931. Abogado de profesión, propietario del Huerto del Administrador, fue el primer alcalde de la República, iniciando una intensa labor política, llegando a ser secretario personal y amigo de don Augusto Barcia Trelles, ministro de Estado de la República. Al finalizar la guerra tuvo que marcharse al exilio. Colección: familia Cortés de Ponte
1931
1931 - 1934. Rico hacendado que fue abogado y diputado provincial. Pero si por algo se le recuerda y se mantiene viva su memoria, es porque fue el promotor del Teatro Saavedra. Ver artículo Teatro Saavedra.
Era también colaborador de varios periódicos, siendo su pluma una afilada arma contra el caciquismo imperante en los pueblos de nuestro valle. En este sentido fueron muy sonadas las disputas con su antecesor en la alcaldía, Pedro María Llamas Martínez por su aptitud despótica en determinados asuntos, sobre todo en la manipulación de los procesos electorales. En octubre de 1935 dimite como concejal por su estado delicado de salud.
Diario de Almería. 28 de septiembre de 1930
1934
1934 - 1937. El 8 de octubre de 1934, Juan Cerrillo fue nombrado alcalde de Cantoria por el Gobernador Civil de la provincia de Almería, don Adolfo Chacón de la Mata, en sustitución de Antonio Castro Sánchez. Cerrillo permaneció en el cargo hasta el 3 de febrero de 1937.
El cese del anterior alcalde estuvo motivado por los problemas derivados de una fuerte tormenta de granizo ocurrida en mayo de 1934, que afectó gravemente a varios pueblos de la comarca. En Cantoria, los daños fueron cuantiosos: el puente de la rambla de La Jata en el camino vecinal Cantoria-Albox quedó destruido, se produjeron corrimientos de tierras que cegaron los manantiales que abastecían de agua a la población, y numerosos animales, esenciales para la subsistencia de muchas familias, murieron ahogados. El Ayuntamiento tuvo que acometer numerosas obras de emergencia, como la reparación de calles, edificios públicos y caminos.
Hacia finales del verano, los operarios que habían realizado estas labores aún no habían cobrado sus salarios, por lo que elevaron su queja al Gobierno Civil. Este solicitó una certificación de los ingresos y gastos desde mayo. El informe enviado reveló que no se había producido ningún ingreso ni realizado pago alguno desde esa fecha. Ante esta situación, el Gobernador envió un delegado para inspeccionar la situación, quien confirmó lo declarado por el Ayuntamiento, pero también descubrió que no se había incluido en el informe la existencia de 4.000 pesetas en la caja municipal y otras 6.000 en recibos pendientes de cobro. El Gobernador concluyó que el alcalde estaba gestionando de forma arbitraria los recursos del municipio, favoreciendo a unos en perjuicio de otros, y que había eludido sus responsabilidades de forma maliciosa. Por ello, decretó su suspensión.
Durante su mandato, Juan Cerrillo tuvo que afrontar varias deudas municipales, entre ellas la correspondiente al suministro eléctrico desde 1933, que se saldó con la Sociedad Eléctrica del Valle del Lecrín mediante un adelanto de 50 pesetas y el compromiso de pagos mensuales a partir de noviembre de 1934.
También se saldaron deudas con varios vecinos:
Juan López Padilla, encargado de la plantación de árboles en las calles Romero y Álamo y en la Plaza de la República (hoy Plaza de la Constitución).
La viuda del comerciante Alfonso García Egea, a quien se le adeudaban 63 pesetas y a Miguel Martínez López, quien habían suministrado 120 camas a la casa cuartel de la Guardia Civil, por una deuda de 99 pesetas.
La compra de atriles para la Banda Municipal y la reparación del piso de la escuela de niñas ubicada en los bajos del Ayuntamiento.
Dada la llegada de más efectivos de la guardia civil a Cantoria, se alquiló una casa cercana a la casa cuartel, propiedad de Cecilio Padilla Gavilán, para su alojamiento.
En enero de 1935, Cerrillo autorizó al párroco don Luis Aliaga Navarro el traslado de los restos del sacerdote don Leonardo López Miras, a petición de los feligreses, en reconocimiento a su entrega en la finalización de la iglesia del pueblo que le costó su misma salud.
El presupuesto de 1935 incluyó fondos para concluir las obras de ampliación del cementerio: construcción de los nichos junto a la entrada a mano derecha y cerramientos que aún faltaban por terminar, ya que en 1934 se encontraba en estado lamentable.
Ese año se presentó un panorama desolador debido a la persistente sequía que afectaba a Almería, lo que provocó malas cosechas y una caída significativa en los ingresos municipales. Por ello, se solicitó al Ministerio de Hacienda una rebaja de impuestos, y al Ministerio de Comunicaciones la construcción de una estación de telégrafos y oficina de correos. También se pidió al Ministerio de la Gobernación una nueva casa cuartel y al de Instrucción Pública la creación de una escuela mixta en la barriada de Las Casicas, una escuela de párvulos en Cantoria y una escuela de graduados, debido a la falta de medios y maestros. El Ayuntamiento ofreció terrenos para estas construcciones, lo que permitiría reducir el desempleo y aumentar el patrimonio municipal evitando los costosos alquileres (el cuartel eran 1000 pesetas anuales.
En el ámbito educativo, se propuso la creación de un colegio unificado, ya que las clases se impartían en viviendas particulares. El proyecto contemplaba ocho secciones (cuatro para niños y cuatro para niñas), biblioteca, salas de trabajo, sala médica, cantina y vivienda para el conserje, con un presupuesto de 168.000 pesetas. Además, se preveía la construcción de ocho viviendas para maestros, valoradas en 5.000 pesetas cada una. El arquitecto designado fue don Claudio Martínez González, de Madrid, especialista en este tipo de proyectos de obra civil y militar.
Para llevar a cabo el colegio, previsto al final de la calle Romero, era necesario modificar el trazado de los caminos existentes. Se solicitó al Ministerio de Obras Públicas el cambio del cruce hacia la esquina conocida como "Carmen la Turca", permitiendo que el antiguo camino a Albox siguiera en línea recta por la actual calle Alcalde Cristino hacia el cementerio viejo, y el camino real continuara por la actual avenida de Oriente hacia la Plaza del Emigrante.
Otro problema importante era la falta de una vía adecuada hacia la estación de ferrocarril situada a 200 metros de la Plaza y no la vereda que existía en ese momento, obra que el municipio no podía costear.
La necesidad más urgente, sin embargo, era el abastecimiento de agua potable. La población se abastecía de manantiales privados a más de seis kilómetros, por los que debían pagar. Se solicitó al Ministerio de Obras Públicas la construcción de una red de suministro público que atravesara el río a suficiente profundidad para evitar daños por crecidas.
También se carecía de un lavadero público. Las mujeres se veían obligadas a lavar en el río. El Ayuntamiento ofreció terrenos en el paraje del Terrero para la construcción de un lavadero, y el 10 de junio de 1936, el Ministerio de Obras Públicas aprobó una subvención de 40.000 pesetas para su construcción inmediata, junto con un mercado de abastos. La mediación de don Eduardo Cortés, vecino de Cantoria y secretario del presidente del Consejo de Ministros, Augusto Barcia Trelles, fue clave, y en agradecimiento se le nombró hijo predilecto del municipio. El dinero llegó en agosto de ese año, pese a los problemas derivados del inicio de la Guerra Civil.
También se asignaron fondos para la mejora del camino viejo a Albox, con el fin de aliviar el desempleo. Se revitalizó el mercado municipal de los miércoles, suspendido por la sequía, para permitir que agricultores y ganaderos vendieran sus productos sin necesidad de desplazarse al pueblo vecino.
Como anécdota, en diciembre de 1936, el Ayuntamiento recibió una solicitud firmada por muchos vecinos (la mayoría analfabetos), promovida por Juan Cazorla Lozano, administrador de las fincas del antiguo marquesado de Almanzora, propiedad ahora de la Banca de Juan March, para convertir esta pedanía en un municipio independiente con los anexos del Marchal, Los Terreros, Arroyo Albanchez y Arroyo Aceituno. La solicitud fue rechazada por unanimidad por defectos el el procedimiento de solicitud.
En enero de 1937, se cambiaron los nombres de algunas calles, como San Juan por Manuel Azaña, San Antón por Largo Caballero, San Cayetano por Indalecio Prieto y Álamo por Eduardo Cortés.
Finalmente, el 3 de febrero de 1937, el Gobernador Civil nombró a los trece vocales del nuevo Consejo Municipal. En una sesión extraordinaria, se eligieron los cargos directivos, resultando nombrado presidente Juan José Padilla Sánchez, con Juan Marín Ruiz y Antonio Galera García como primer y segundo vicepresidentes, respectivamente.
1937 - 1939
Don Joaquín estuvo al frente de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Cantoria por parte de la Auditoría de Guerra del Ejército del Sur al finalizar la guerra. Este periodo de transición duró desde 1939 hasta el 1941, en el que el Ministerio del Interior, a través del gobernador civil, nombró al médico Juan López Cuesta nuevo alcalde. En 1927 fue ya teniente alcalde. Colección: Pedro Llamas
En 1941 es nombrado por el Gobernador Civil alcalde de Cantoria, encontrándose un Ayuntamiento con escasos recursos para hacer frente a las muchas necesidades y carencias municipales. A pesar de las dificultades, se empleó a fondo para dotar de unos recursos que fueran mejorando la vida de sus vecinos. Una de sus obras principales fue la construcción del paseo que hoy lleva su nombre, aunque para ello tuvo que vencer la resistencia de los propietarios de los terrenos afectados. Realizó también obras en el camino de Capanas, construyó la cuesta que hay actualmente en la fuente del Caño y aceró las calles del pueblo. (Ver biografía completa)
1948 - 1953
1953 - 1955
1955 - 1957. Antonio Castro Balazote con los niños Félix Peregrín y Francisco Morillas en uno de los balsones del río a finales de los años 50. Aparte de alcalde, también fue sacristán muchos años. Colección: Elsa Peregrín.
1957
1957 - 1969. (Ver biografía)
1969 - 1973
1973 - 1979
1979 - 1987
1987 - 1995
1995 - 2003
2003 - 2013
2013 - 2015
2015 - ...