Fiestas de la Virgen en Almanzora

Por Miguel Ángel Alonso Mellado

Pregón y elección de las reinas y reyes de las fiestas 2022.

Introducción por Francisco Oller

Las fiestas se celebran el fin de semana más cercano al 15 de agosto y son las fiestas mayores por excelencia de Almanzora. Se celebraban ya en la época de los marqueses de Almanzora aunque dejaron de celebrarse sobre los años 60. No sería hasta 1978 cuando el grupo de amigos formado por José Atanasio, José Pérez, Valentín, Juan de Dios y Francisco Oller decidieron recuperarlas. Esos primeros años fueron duros ya que no contaban con apenas ayuda económica de las administraciones, teniéndo que costearlas íntegramente los organizadores. 

Para ello pedían donativos por las casas, comercios e industrias, incluyéndolos en un libro de fiestas, realizaban para su venta camisetas serigrafiadas, se ponía una barra que trabajaban ellos mismos. 

15 de Agosto

El 15 de agosto se celebra el día de la Asunción de la Virgen y es uno de los festivos más importantes a nivel nacional en los que media España celebra sus fiestas patronales, durante esos días, la música y los bailes, los actos religiosos, pólvora, los festejos y un sinfín de tradiciones centenarias llenan las calles de estas localidades, en las que regresan a su tierra para pasar unos días con sus vecinos, los que por motivos de trabajo tuvieron que salir fuera. Es tradición también en nuestro país que cada 15 de agosto se realicen ofrendas florales a la Virgen de la Asunción y que se saque en procesión por las calles de los pueblos.

En Almanzora es conocida esta celebración como el Día de la Virgen que junto con las patronales de San Ildefonso y las de la Cruz conforman el repertorio anual de fiestas populares. En Almanzora se ha procesionado a la Virgen desde siempre, lo que ha cambiado es que durante la guerra civil en la que fueron destruidas todas las imágenes de la iglesia, entre ellas la de San Ildefonso que en la Santa Cruz de Almanzora pasó su “tormento”, además se había destrozado todo el mobiliario para sentarse los feligreses, se tuvo que comprar un Sal Ildefonso y una Virgen, en concreto una preciosa Inmaculada que es la que procesiona en el día de la Asunción por no disponer de una virgen titular de esa efeméride.

El grupo del Ramblas tocando en Almanzora a finales de los 50. A la izquierda Gregorio Silvente López el Tiznajo; Julio Lizarte de Cantoria al saxo; Antonio Rubio el Ramblas y Juan el Ramblas al acordeón

Celebración Religiosa

Ese día de fiesta era interminable y a la vez extraordinario porque al ser en verano los días eran amplios y se disfrutaban con toda la intensidad, a la vez que, al ser un día especial, las mujeres de Almanzora mataban ese día algún conejo para hacer al mediodía un arroz con conejo imbatible.

La Virgen se engalanaba con adornos florales que traían los vecinos de sus jardines, de las mismas macetas de la casa o del campo. El Día de la Virgen se sacaba la imagen por las calles de Almanzora, que era el barrio de abajo y no todo como lo conocemos a día de hoy, prácticamente existía la carretera a la estación, calle de atrás, la del Borlas, Jardines y poco más. El recorrido procesional era a media tarde del día 15 de agosto, se iniciaba en la plaza del Palacio con disparo de cohetes e iba avanzando por la calle de la Concha del Merlos hasta Jardines y desde allí por la calle de Atrás hasta la Estación, donde se retornaba hasta la iglesia entre el ruido cohetero.

En aquellos años de postguerra el párroco era el titular de Cantoria y tenía de monaguillos también titulares al Sillo y al Lázaro y como las misas eran en latín, el personal no se enteraba mucho de cual era el mensaje de Cristo, aunque los monaguillos se empeñaban en meterse en el papel y cuando el cura soltaba lo de Dominus vobiscum (el señor esté con vosotros) los monaguillos soltaban con elevada voz lo único que se sabían de memoria Et cum spiritu tuo (y con tu espíritu), el resto de la misa contestaban a lo que decía el cura, murmullando, en silencio, aparentando conocimiento, como si tuvieran una cátedra en lenguas latinas. Un hermano de la Isabelina del estanco era el Nonis que ha vivido siempre en Castellón y en las misas de aquellos años cuando el párroco decía lo de Ora Pro Nobis (ruega por nosotros) como sonaba parecido a ruega por el Nonis, la zagalería pensaba qué le pasará al Nonis que el cura no para de pedir por él.

Como la iglesia no disponía de sillas ni nada parecido donde poder sentarse, los vecinos que acudían a la misa del Día de la Virgen se tenían que traer las suyas de casa del mismo modo que cuando se estrenaban los teatrillos las llevaban al salón. A finales de los años 50 se compraron sillas y tres bancos que se situaron en la parte central de la iglesia. En la misa cantaban en latín, como no podía ser de otra forma, las Cazorlas y otras muchachas de Almanzora para celebrar la festividad de la Virgen. Aún faltaba mucho para que Pablo VI cogiera la vara de pastor de Roma en 1966 y revolucionara el mundo eclesiástico, por lo que para el Día de la Virgen en Almanzora las mujeres, aunque era pleno agosto, tenían que ir con los brazos cubiertos con chaqueta y con un velo cubriendo sus rostros, la falda como mínimo hasta los tobillos, que el demonio no se sabe dónde podía estar escondido.

Procesión del Día de la Virgen en Almanzora en los años 30.  

Estampas de las Fiestas

El chambilero de Zurgena venía en el correo de abajo el día anterior a las fiestas y se instalaba en el corral de la Marisa que hacía esquina con la plaza y durante el Día de la Virgen ponía unas mesas para despachar dulces y, sobre todo, el granizao de limón que iba elaborando allí mismo, era todo manual, la luz llegaría en el año 59, por lo que iba haciéndolo a mano con una barra de hielo y una manivela para trocearlo y mezclarlo con el limón y el azúcar. El chambilero se subía todos los días en Zurgena al tren e iba vendiendo en el Correo a los viajeros, varios días en semana se bajaba en la estación de Almanzora y se instalaba en la puerta del bar Flora para venderle sobre todo a los zagales, para terminar, marchándose en el “correo de arriba” para Zurgena.

Las fiestas de la Virgen de Almanzora era una fecha señalada para los turroneros de Cantoria que venían ese día en el frutero hasta la estación de Almanzora en torno a las 11 de la mañana y allí pasaban todo el día en los puestos que ponían delante de casa de la Jerónima junto al bar Flora. Venían varios puestos de turroneros de Cantoria e iluminaban su zona con un cordel de carburos, además de la barra tenían varias mesas para el que quisiera sentarse y degustar esas delicatesen, medias naranjas, cortezas de calabaza, turrón y no podía faltar el anís, para alternar un rato.

En la Plaza todos los años solían venir los Ramblas de Albox para tocar en el baile, se situaban junto a la pared de la iglesia y cuando bajaba el sol, a tocar. Juan el Ramblas con el acordeón, otro con el saxo y un tercero con una trompeta, interpretando pasodobles clásicos, el reguetón llegaría después. En el baile las parejas bailaban juntas, pero sin arrimarse, nada de pechito con pechito, el hombre cogía a la chica a la altura de los codos, más arriba era Pecatum Est. Para esa jornada estival tampoco podía faltar el retratista que venía todos los años para las fiestas y se ponía delante de la posá de Enrique en la Plaza con su lona, en la que estaba pintada una fuente y traía un caballo de cartón en el que se subían los críos para hacer la instantánea con su máquina de fotos de fuelle con un trípode de madera en el que el retratista se cubría la cabeza y disparaba un fogonazo para iluminar al retratado que era inmortalizado para los restos. Para este día preparaban los Moros y Cristianos de Almanzora en las que buena parte de los vecinos interpretaban al rey moro, al capitán cristiano…

Ese día se organizaban juegos en la plaza, se jugaba a la pelota y se hacían corrida de cintas en las que las mozas bordaban de un color sus nombres en ellas y los chiquillos en bicicleta intentaban atinar enganchando la anilla de la cinta que en la mayoría de las veces la chica le había chivado al pretendiente que la suya era de tal color y la posición en la ristra, para que luego fuera ella quien le pusiera esa banda y le atara el lazo.

O Témpora o Mores (qué tiempos, qué costumbres) que dijo Cicerón hace ya dos mil años recordando el esplendor pasado.

Los Moros y Cristianos en Almanzora en los años 50. El primero de la derecha es Rogelio Berbel y el tercero Ricardillo del Estanco.  

Ramón el Paquete y Dolores Águila la Pájara  

Bar Flora de Almanzora en torno a 1960. A la izquierda María del Barrio, Pepe Díaz, la Flora, desconocido, Magdalena la Mojeta, Francisco del Horno, Agustín el Pájaro y Antonia Águila 

Puesto de los Turroneros. A la izquierda desconocido, Baltasar, Antonio Sánchez, Turronera, Andrés el Temprano, Juan Liria, un hermano de Antonio Sánchez y desconocido