Un verano de la década de los 70 un grupo de amigos (Juani y Dori Juarez, Encarna Padilla, Pedro y Pepe Llamas, Félix Fernández, Fina Rodriguez...) decidieron organizar de nuevo las Fiestas de San Cayetano en la Ermita, que llevaban más de 10 años sin celebrarse. Una vez conseguido el permiso del Alcalde, Domingo Aís, y del párroco Francisco Serrano (que accedió si cementaban la plazoleta de la puerta de la ermita), contrataron al grupo musical "Los Invasores" para amenizar las fiestas durante los tres días que duraron. Entre las actividades, hubo un pasacalles en el que los organizadores se caracterizaron de lo que buenamente encontraron, con sombreros, chalecos, vestidos antiguos, etc., buscaron unas 10 burras y una mula y las ataviaron con jarapas y otros adornos. Esta "caravana" partió de la ermita y recorrió todo el pueblo ante el entusiasmo de las gentes que acudian a verlos y que no se lo esperaban. Una vez finalizadas las fiestas y ordenados los pagos pertinentes a los músicos y proveedores, a esta cuadrilla poco mas que les quedó para comprar un choto para una merienda.

Lo que empezó como una actividad para animar unas fiestas con animales de caballería, se ha convertido largo de todos estos años en un vistoso desfile de carrozas, en el que participan cuadrillas de padres e hijos para montar y decorar la carroza con los medios que más a mano tienen, como ramas de tarays y flores de baladre del río, rosas de los jardines particulares, y otros adornos de las casas. Se competía por la mejor carroza y además había premios para las más originales. El pasacalles empezaba en el colegio donde se subían los niños y niñas y recorrian todo el pueblo encabezados por la carroza de las reinas y damas de las fiestas, que hasta la década de los 90 era un camión del Ayuntamiento (el mismo que se utilizaba para recoger la basura) decorado y con los tres sillones del salón de plenos.

Actualmente el Ayuntamiento alquila dos o tres carrozas temáticas a una empresa dedicada a espectáculos.