La Ciudad Andalusí de Horsena

Hermanos Molina Berbel y F. Medina Cerrillo

El yacimiento musulmán de Horsena

Introducción

Continuamos nuestra serie de artículos “Los museos al aire libre” (título prestado de la afirmación que hacía el arqueólogo belga Luis Siret sobre la provincia de Almería considerándola “un museo arqueológico al aire libre”) con un recorrido por el asentamiento musulmán de Horsena, en Almanzora.

Siguiendo nuestra intención de acercar al ciudadano un poco más a estos yacimientos, lo que se pretende con esta serie de artículos es llevar de la mano al lector mediante la descripción, las imágenes y la historia, a la revisión de estos espacios con una mirada cada vez más documentada, a la vez que invitar a los no iniciados en la materia a descubrir estos rincones de nuestra geografía e historia local.

Desde diversas temáticas se ha abordado ya el caso concreto de Horsena a lo largo de las precedentes ediciones de esta revista: ya haya sido desde su toponimia, desde su contexto histórico o a través las referencias que de ella se han encontrado en los textos antiguos. En esta nueva edición queremos poner una piedra más en esta labor de documentación y revalorización de estos espacios con nuestro trabajo de campo y análisis del lugar: su topografía, su enclave geográfico, sus visuales, su relación con otros posibles asentamientos o la razón y finalidad de algunas de sus construcciones. Todo sea por, cada vez más y paso a paso, ir rescatando la memoria y la historia de nuestro pueblo.

Emplazamiento (ver imágenes)

A tan sólo 700 m al Sur en línea recta desde la población de Almanzora se levanta, sobre la pedanía cantoriana de las Gachasmigas, el llamado “Cerro de los Aljibes”. Dicha elevación forma parte de una pequeña prominencia de tierras enclavadas justo al pie de la desembocadura del Arroyo de Albanchez en el Río Almanzora.

No es casual, como viene siendo habitual en este tipo de enclaves históricos, este emplazamiento.  Ya desde el Neolítico los asentamientos humanos que se produjeron en nuestro municipio a lo largo de nuestra historia buscaron el cauce del río como elemento próximo, por los más que evidentes motivos de provisión de agua (tanto para personas como ganado), el abastecimiento necesario para la agricultura, el control de las vías de comunicación entre territorios que coincidían con los cauces o valles de los ríos y ramblas, etc. Con la única excepción, posiblemente, del yacimiento de Piedra Illora (unos 3 kilómetros al Sur del asentamiento de Horsena) todos y cada uno de los grandes asentamientos que hubo en el término municipal de Cantoria se encuentran a ambos márgenes del río Almanzora.

Pero esta importancia geográfica cobraba aún más relevancia en las confluencia entre ramblas y ríos, como hemos visto que es el caso de Horsena (recordemos también el enclave de su asentamiento homónimo musulmán en Cantoria, justo en el encuentro entre la rambla de Torrobra y el río Almanzora). En el caso de Horsena este enclave adquiere si cabe mayor trascendencia estratégica debido al control visual que a su vez ejerce sobre la desembocadura de la rambla de Albox o del Saliente, tan solo a 600 m río abajo.

Topografía y dimensiones (ver imágenes)

El yacimiento se extiende a lo largo de toda la loma que se prolonga desde el Cerro de los Aljibes hacia el Este, paralela al cauce del río. El trazado de esta loma es muy irregular en cuanto a la topografía se refiere, con diversas paredes de roca y empinadas laderas bordeándola, aunque sobre ella se pueden apreciar dos áreas de explanada bien diferenciadas y conectadas entre sí por un tramo de montaña encrestado bastante más estrecho.

En la explanada Oeste, de menores dimensiones (unos 1.400 m² aprox.), es donde encontramos los dos aljibes que dan nombre a la cima. La explanada Este, de mayores dimensiones (alrededor de 2.800 m²), es la que aparenta haber tenido mayor actividad en forma de labores de aterrazamiento manuales, restos de muros de defensa, un pozo y una mayor densidad de restos cerámicos.

En cuanto a las labores defensivas del asentamiento la propia topografía parece desempeñar enteramente esta función, a excepción de algunos tramos de mampostería del muro que aún se conservan al Sur de la explanada oriental y que parecen proteger ese tramo de ladera más accesible. De igual modo en la ladera Sur que une ambas explanadas se hallan más restos de muro, de trazado cóncavo y adaptado a la topografía, que bien pudieran proteger o controlar un posible acceso a la loma, al ser una de las zonas de más fácil accesibilidad para caballería, ganado o mercancías. 

Contexto Histórico

Bien es conocida, para los amantes la historia o la arqueología local cantoriana, la presencia de asentamientos humanos en las inmediaciones de Almanzora desde muy temprana edad. Varios son, por ejemplo, los hallazgos y estudios realizados por Luis Siret a principios del sigo XX en yacimientos como el del Alto de la Copa o la Loma de Almanzora, del Neolítico Final (4.000 – 3.400 a.C. aproximadamente y recogidos todos ellos en su publicación “Cuadernos de Campo” ). Dichos hallazgos, hoy día expuestos en su mayoría en el Museo de Almería, evidencian el paso de las distintas culturas que poblaron las inmediaciones de Almanzora anteriores a la ocupación romana.

Y romano es, posiblemente, el origen de este asentamiento de Horsena. Diversas son las hipótesis o artículos que apuntan a esta posibilidad, así como refuerzan esta teoría los abundantes restos de cerámica sigillata (ver imágenes) que se encuentran en las inmediaciones de este asentamiento .También se relató en el II número de esta revista el alzamiento de la colonia de mozárabes que poblaban Horsena contra el Emir de Córdoba, a raíz de la cual denominó a este lugar Al-Mansura (“el lugar de la victoria”).         

Debido a la tipología de construcciones con que nos encontramos en Horsena podríamos encuadrarla en lo que algunos investigadores denominan “as-sakhra”, término empleado por numerosos autores árabes para hacer referencia a los centros fortificados de menor envergadura que los Hisn. Suelen referirse a aquellos recintos naturales apenas modificados y casi inaccesibles, denominados comúnmente como “sajras” (o “peña”, en árabe), que contaban con pocos elementos defensivos, una cerca irregular que en muchos casos (como el que nos ocupa) no cierra todo el perímetro y algunos aljibes aprovechando el relieve de la topografía.

Torre o Molino del Púlpito (ver imágenes)

A escasos 600 metros hacia el NE desde el Cerro de los Aljibes nos encontramos con los restos del molino del Púlpito. En un pequeño promontorio de tierra en la margen derecha del Río Almanzora se alzan los restos del que fue el único molino de viento del norte de la provincia de Almería.  Sobre esta edificación ya se escribió en anteriores ediciones de esta revista  (“Pinceladas de la Historia de Cantoria”, por Pedro Lozano Blesa y “Pinceladas de Almanzora”, de Lázaro López Cazorla) en la cual que se profundizó en la historia y características de este edificio en cuestión.

Cabe resaltar, en lo que a nuestra temática se refiere, el enclave estratégico que también ocupa. Comentábamos anteriormente que el asentamiento de Horsena ejercía dominio visual sobre la desembocadura de las dos principales ramblas que vierten sus aguas a este tramo del río Almanzora: la de Albanchez y la de Albox. Pero es precisamente en este punto, donde se yerguen los restos de este molino que tanto abasteció con su molienda de grano a los obreros del ferrocarril, allá por el siglo XIX, desde donde se goza de mayor control visual de este territorio. Es por ello, quizás, así como por los abundantes restos de cerámicas musulmanas que también pueblan esta atalaya geográfica sobre el río Almanzora, que diversos escritos  sugieren la existencia de una torreta vigía musulmana anterior a la construcción del molino.

Los Aljibes (ver imágenes)

Ya vimos también en nuestro anterior artículo sobre el Hisn de Cantoria la trascendencia y significación que el pueblo musulmán otorgaba al agua como “fuente de purificación” y “don divino”, valores que trascendían las cualidades naturales que ya de por sí posee este elemento.

Y no fue menor el culto que en Horsena rindieron al agua con la construcción de las dos cisternas que coronan el Cerro de los Aljibes. No en vano, hoy día, son las dos construcciones de aquella época que mejor se conservan y el mayor legado arquitectónico que en este emplazamiento nos legó el pueblo árabe.

Al igual que el depósito principal del aljibe del Hisn cantoriano, y siguiendo el trazado habitual en rectángulo de los aljibes musulmanes de casi todo el valle del Almanzora, las dos naves del aljibe de Horsena se disponen paralelamente compartiendo su lado mayor como muro de medianería y división entre ambas.

También siguiendo el esquema tradicional del aljibe musulmán cierran sus naves sendas bóvedas de cañón en las cuales se practicaron los brocales o aperturas para la extracción del agua, aún hoy día visibles. De igual manera los materiales empleados en su construcción parecen ajustarse a los patrones constructivos de la época:

- Muros de mampostería aglomerados mediante una argamasa de cal grasa (impurificada con arcillas) que conforman dos depósitos de 7,5 x 2,30 metros de base cada uno. Parecen seguir la orientación de los 4 puntos cardinales, de modo que sus lados mayores se alinean hacia el eje E-O, estando los menores en dirección N-S.

En dichos muros también se aprecia el escalón de la zapata corrida para la contención de tierras, que hace que los muros ganen en espesor conforme ganan en profundidad.

En los aljibes del yacimiento de Horsena estas bóvedas están formadas por la proyección horizontal de sendos arcos rebajados o de punto hurtado (la flecha mide 90 cm mientras su semiluz es de 115)

- Colector de lodos: los aljibes de Horsena parecen disponer de este elemento constructivo en uno de sus fondos. La finalidad de este habitáculo es la de filtrar las aguas antes de ser vertidas en las cisternas principales, con la intención de decantarlas y retener el mayor número de piedras pequeñas, arena o vegetación posibles. No en vano, algunos de estos aljibes presentan 1 o 2 metros de altura cuando su profundidad real llega en algunos casos a los 4 o 5 metros.

- Y un posible revestimiento de estuco rojo, común en todos los aljibes de la época y vinculado a la desinfección de las aguas, del cual no se aprecian restos (como sí parece ocurrir con su homónimo de Cantoria)

En cuanto a la capacidad de estos dos aljibes cabe señalar que no nos encontramos ante una tipología de pequeñas dimensiones, ya que entre ambos son actualmente capaces de acumular un volumen que supera los 50.000 m³ (esto sin considerar la capacidad que le restan la gran cantidad de sedimentos que actualmente cubren su base)

Graffitis cristianos en el aljibe de Horsena (ver imágenes)

Fue el padre Tapia Garrido, uno de los más notables  historiadores de nuestra provincia, quien primero nos habló de unos grabados en aljibes de la sierra de Berja. Posteriormente Manuel Pellicer y Pilar Acosta identificaban y fechaban los encontrados en el aljibe del castillo de Tíjola. Estudios paralelos revelaron la existencia de grabados de este tipo en un gran número de fortalezas a lo largo de toda la provincia, concentrándose la mayor parte de ellos en las paredes de los aljibes musulmanes. Poco se podía decir en un primer momento del origen y la ejecución de estos grabados, pero hoy día gracias a la tecnología de que se dispone sí se pueden extraen varias  conclusiones:

- En primer lugar la técnica empleada en estos grabados siempre es la misma: se practicaban mediante la percusión con un objeto contundente (piedra o herramienta de metal) y del desbroce subsiguiente del soporte. No suelen ser del tipo incisos (como lo son los que se practican hoy día, y desgraciadamente, en este tipo de construcciones)

- La tipología de los motivos grabados suele ser variada, sobre todo en zonas como la sierra de Berja, pero no lo es en nuestro caso de Horsena, donde es casi monotemática con el símbolo de herradura (o la letra omega estilizada, según el autor o la interpretación que se le decida atribuir).

Fue Tapia Garrido quien identificó este tipo de grabados con la letra griega, asociándola al crismón cristiano (o representación del monograma de Cristo). Otra teoría, la cual ya sugerimos en nuestro estudio del aljibe del Hisn del Lugar Viejo de Cantoria, y defendida por otros autores como Patrice Cressier, la asocia con el carácter protector que la tradición cristiana ha atribuido desde hace siglos al símbolo de herradura. La supuesta intención de estos grabados cristianos en estas construcciones musulmanas sería la de “purificarlas” ante una más que probable reutilización de estos espacios.

Cerro de las Gachasmigas. Antiguo emplazamiento de la población de Horsena

Aljibe del cerro de las Gachasmigas. Uno de los aljibes de la población de Horsena con las inscripciones del Alfa y Omega que realizaron los cristianos tras la conquita del reino de Granada como medida de purificación de los lugares construidos por el infiel

detalles de los "grafitis" que realizaron los cristianos en el aljibe

Cerámica vidriada. Este tipo de restos cerámicos abundan en la antigua Almanzora, siendo un indicador de la importancia de las familias que en este lugar vivían

Molino de viento del Púlpito. Este antiguo molino de viento se cree que se construyó sobre los restos de una antigua torreta

La Piedra Íllora, un lugar estratégico desde el neolítico hasta la época andalusí

Bibliografía