José María Casanova. General de Brigada y Conde Consorte de la Algaida

Por Miguel Ángel Alonso Mellado

Preámbulo

Los mayores de Almanzora recordaban haber oído hablar del general Casanova como personaje ilustre de estas tierras. Estos recuerdos han sido borrados por el paso del tiempo, pero ha llegado el momento de empezar a poner en valor a este hombre, y dar conocer su vida y su obra.

José María de Casanova Palomino Moya y Sánchez López, tal era la filiación completa de nuestro personaje, nació en Sanlúcar el 10 de diciembre de 1847. Hijo único, pasó su primera infancia en su ciudad de nacimiento para después trasladarse a Jerez donde estudia en el colegio de San Juan Bautista regido por la Compañía de Jesús. A los 14 años inicia su carrera militar al ingresar en la Academia de Infantería de Toledo de donde, tras permanecer los tres años exigidos, es destinado primero al Regimiento de Infantería del Rey número 1 y más tarde al Batallón de Cazadores de Cataluña con el que participa en la sofocación de las revueltas republicanas y en las guerras carlistas. José María Casanova está presente con su batallón en diversas operaciones militares en Navarra y Cataluña, siéndole recompensados sus méritos en acciones de guerra con la Medalla de Alfonso XII con los pasadores de las batallas de Pamplona y Oria, reconocimiento que recibe en 1879. Además fue un firme seguidor del movimiento reformista que surgió en el cambio de siglo; su afán y patriotismo no tenía límites; su noble objetivo era crear riqueza para el País, a la misma vez que la generaba para los colonos de sus tierras.

A lo largo de su carrera en la milicia, de la que se retira con el grado de general de brigada y conferido con el honor de gentilhombre de cámara sin servicio que le otorga Alfonso XIII, Casanova y Palomino es condecorado con la Gran Cruz al Mérito Militar; con la Placa de 3ª clase al Mérito Militar pensionada, por sus trabajos de Ciencias en la Junta Consultiva de Guerra de la que era vocal; y con la Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Frutos de su experiencia en el ejército fueron sus obras Armas, defensas y organizaciones (1894) y La telúrica, las nacionalidades y la milicia (1903).

A pesar de que su posición privilegiada de lauredado militar le hubiera proporcionado una casi segura exitosa carrera política, no albergó interés alguno en este campo, enfocando sus esfuerzos en la agricultura como veremos en los siguientes apartados.

El General y el Marquesado de Almanzora

En 1879 contrae matrimonio con la almeriense Dolores Abellán y Casanova, hija de los primeros marqueses de Almanzora cuando contaba con 27 años. A partir de ese momento actuó en nombre del marqués en Madrid para la compra de numerosas propiedades repartidas por la zona del Almanzora y el levante Almeriense.

A la muerte de su suegra, Catalina Casanova y Navarro (ver biografía), para quien Alfonso XIII había creado el título de condesa de Algaida en 1887, don José María se convierte en conde consorte de Algaida al heredar su mujer aquella distinción nobiliaria.

A la muerte de los marqueses se procede al reparto de la herencia como se había estipulado en el testamento, y por ello se decide segregar de la Colonia Almanzora la finca que se llamaría después Colonia de Santa Catalina y San Antonio, para adjudicarla a Dolores Abellán Casanova en parte del pago de su herencia y que quede el resto de ella para los nietos del marqués. Además, Dolores Abellán también era dueña de la mitad del palacio y de la mitad de la iglesia y la finca de Pino Real en Pulpí.

La finca de Almanzora presentaba un gran problema ancestral con respecto al agua en época de sequía. Esta incertidumbre sobre la escasez de agua si no llovía, deja de ser problema en este año de 1916 cuando estando el General Casanova en la gran plaza, (que en el fondo tenía sus dos cortijos; a la derecha había algunos naranjos, a la izquierda higueras y todo rodeado por un anillo colosal formado por los maizales y enfrente el rio Almanzora), después de contemplar este entorno, preguntó que de donde traían el agua para regar los árboles, a su administrador y a algunos colonos, entre los cuales estaban los dos que habitaban estos dos cortijos; le contestaron que de la fuente del molino, que está a bastante más de un km de allí. La respuesta del General fue: “a nadie se le ha ocurrido en todos estos siglos que el agua la tuvierais aquí y casi a las puertas de vuestros cortijos, y hoy os digo que a diez varas de profundidad tenéis agua riquísima. Tú, Frasquito, -le dijo a uno de ellos, que era el alcalde pedáneo y jefe de boquera-, me haces un pocico en este sitio y veremos si tengo razón”. A los cuatro días le escribió diciendo que el agua se había encontrado en el sitio y profundidad dicha.

Ni que decir tiene de lo que esto supuso para la finca, convirtiendo tierras de secano en regadío, ampliando la tierra a arbolado, mejorando la producción de cosechas, y sobre todo, como mejoró la vida de los colonos, asegurando holgadamente su sustento.

Dolores Abellán, II Condesa de la Algaida y mujer del General Casanova. Colección: Familia Padilla

La Hacienda de Pino Real (Pulpí), un extenso laboratorio de experimentación agrícola

El General se hizo cargo de esta finca en 1904, y hasta ese momento había sido poco productiva. De inmediato puso en práctica sus conocimientos agrícolas, unido a los últimos avances europeos en la materia y en maquinaria. Introdujo un novedoso y ambicioso plan de cultivo como los arados de vertedera, grada, abancalado de los terrenos, acequias, aprovechamiento de aguas, saneamiento de los árboles, plantaciones, arreglo del cortijo, construcción del gallinero, cebadero para cerdos, vaquería, corral y techumbre o porche, sangradores, aumento del ganado y hasta una granja de avestruces (la primera avestruz fue un regalo de Alfonso XIII). Pino Real se convirtió en muy poco tiempo en un ejemplo de modernidad, marcando el camino que debía de seguir la agricultura para su sostenibilidad en España. Ni que decir tiene que la gran pasión del General era la agricultura, teniendo en las dos grandes fincas heredadas por su mujer su mejor campo de experimentación.

Y como era consciente que no puede haber avance en un país sin una buena educación, fundó en esta propiedad un colegio para niños, otro para niñas y uno nocturno para los trabajadores.

Sobre la labor del conde en esta Hacienda, escribe su pariente murciano Joaquín Garrigues y Martínez, iniciador de la estirpe jurídica de los Garrigues, en el prólogo de aquel libro:

Tu canto lleno de optimismo sano y vigoroso (como de 7.800 fanegas de cebada); tu invocación a los animales que elaboran en tu dilatadísima Hacienda de Pino Real, por hallarse tu personalidad agrícola a 1.000 codos de altura sobre la que alcanza el pino real que da sombra a la espléndida plazoleta; la técnica relación de la maquinaria que has adquirido; la grandiosa enumeración de los animales domésticos que la pueblan; tus corrales; el lujurioso gallo sultán con turbante rojo; el prolífico conejo; el tranquilo al par que vigilante ganso...

Palacete de la Hacienda de Pino Real en la actualidad. Colección: Decarrillo

Publicaciones

Por sus relevantes servicios prestados a la Agricultura nacional, Alfonso XIII concede a José María de Casanova la Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Agrícola el 14 de abril de 1914. Ya con anterioridad le había sido reconocida al conde de Algaida su labor con la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia y la Gran Cruz de Isabel la Católica, entre otras importantes condecoraciones. Y como fruto de estos estudios, generó una amplia bibliografía en la que detalló el fruto de sus investigaciones como:

Publicación Un año de gracia plena en la hacienda de Pino Real.

Curiosidad: El General y las carreras de caballos de Sanlúcar

De la relación de Casanova y Palomino con su Sanlúcar natal sabemos que era un apasionado de las famosas carreras de caballos en la playa, siendo una de las personalidades a las que el Ayuntamiento solicitaba trofeos al elaborarse los programas del evento deportivo, llegándose a disputar algunas temporadas el “Premio Conde de Algaida”, lo que nos hace suponer que no serían raras sus visitas veraniegas.

El origen de estos festejos se encuentra en las competiciones informales que realizaban los vendedores de pescado para llegar los primeros a los mercados. Siendo una de las competiciones hípicas más antiguas de Europa, en concreto las segundas carreras de caballos de estilo inglés que se reglamentaron en España, pues las primeras se realizaron en la Alameda de Osuna en el año 1835.

Los trabajos de organización de la temporada hípica se iniciaban en primavera con la solicitud de trofeos, por parte de la alcaldía, a los diversos miembros de la familia real: Alfonso XIII, reina María Cristina e infantes don Fernando, Carlos e Isabel.

A estos patrocinios se unían premios donados por personas e instituciones muy ligadas a la organización de las carreras como eran, entre otros, su presidente Guillermo Garvey; el Marqués de Salobral y nuestro General, José María Casanova y Palomino.

En agosto de 1922 por primera vez se disputaron siete carreras en cada una de las dos jornadas, dedicándose a premios la respetable cantidad de 14.500 pts. El primer día, 18 de agosto, se corrieron los premios Playa; Romero Martínez; Garvey; Sanlúcar… Al día siguiente se disputó el premio, con copa donada por Alfonso XIII, junto a los premios Guadalquivir; Sevilla; Conde de Algaida; infante Alfonso; Conde de los Andes y Gibraltar.

Se leía en el ABC de Madrid en su crónica del 20 de agosto de 1922 referida al segundo día de competiciones: “en la playa y en toda su extensión había miles de personas presenciando las carreras; el aspecto era hermosísimo”, “en el mar se veían cientos de embarcaciones engalanadas ocupadas por familias y en las tribunas era muy considerable el número de familias aristocráticas, todo amenizado por una banda de música”.

Uno de los asistentes a esa tribuna fue nuestro paisano Conde de la Algaida demostrando su generosidad y su compromiso con su tierra, esta vez con su Sanlúcar. Cuando veamos en TV todos los veranos las carreras de caballos de agosto de Sanlúcar, no dejemos de recordar a este ilustre vecino nuestro, el General Conde de la Algaida, Don José María Casanova.

Carreras de Caballos de Sanlúcar, de las que el General era el más ferviente admirador.

Despedida

José María de Casanova y Palomino fallece en Madrid en 1927 cuando está a punto cumplir 80 años de edad.

En el fotomontaje correspondiente a la actividad "Patrimonio Humano", organizada por el Centro Guadalinfo de Cantoria, podemos ver al autor de esta biografía, Miguel Ángel Alonso caracterizado del General Casanova.

Bibliografía