La II República

Eduardo Cortés Giménez, abogado de profesión, propietario del Huerto del Administrador, fue el primer alcalde de la República, iniciando una intensa labor política, llegando a ser secretario personal y amigo de don Augusto Barcia Trelles, ministro de Estado de la República. Al finalizar la guerra tuvo que marcharse al exilio. Colección: familia Cortés de Ponte

1931- 1936

La Segunda República coincidió en Cantoria con un periodo de inestabilidad económica y de fuerte emigración, que trajo consigo un envejecimiento demográfico relativo. Así, se pasaría de las 6.099 almas de 1920 (2.965 hombres y 3.134 mujeres), a las 5.280 de 1930 (2.610 hombres y 2.670 mujeres), y los 4.741 habitantes en 1940 (2.246 hombres y 2.495 mujeres). Cifras en las que destaca la regresión causada por efecto del crack de 1929, la guerra y la represión, así como una feminización derivada de la especial incidencia de esos fenómenos entre la población masculina.

Sus habitantes se dedicaban mayoritariamente a las tareas del campo, como demuestra un asociacionismo ligado a la Sociedad de Labradores desde 1899. Sería el caso también de la Sociedad Obrera Agrícola (1913-1914) o la Sociedad Católica San José y el Círculo de Agricultores, creados durante la Dictadura de Primo de Rivera (1924-1925). En 1930 aparecería Fomento Agrario y, ya durante la Segunda República, sindicatos de clase como la Sociedad de Trabajadores de la Tierra, afecta a UGT (1934), y el Sindicato Único de Oficios Varios, instaurado en 1936.

Educar a la población en nuevos valores fue un eje clave, aunque difícil, por el alto nivel de analfabetismo y de ignorancia cultural. Algunos de los decretos educativos de la República buscaban establecer el bilingüismo, suprimir el carácter obligatorio de la religión, la creación de clases de adultos, creación de las escuelas mixtas, la obligatoriedad y la gratuidad de la enseñanza. La enseñanza se incrementó durante la República más que en ninguna otra época. Las clases se impartían todos los días, incluido el sábado por la mañana. En Cantoria se crearon 13 escuelas: 4 en el casco urbano, 1 en la Hoya, 1 en la Hojilla, 1 en Oraivique, 2 en Almanzora, 2 en el Púlpito, 1 en el Arroyo Albanchez y 1 en la carretera de Almanzora-Albox por encima del Barrio.

En 1933 la derecha se presenta a las elecciones generales en una coalición de centro-derecha (Ceda) y gobierna durante los próximos dos años en lo que se conoció como el “Bienio Negro”. En este año, el médico de Serón y antiguo alcalde de Garrucha en 1931, don Alberto Martínez Álvarez de Sotomayor, de tendencias izquierdistas, colocó en la vía férrea de Almanzora un explosivo que causó diversos daños en la línea.

En el valle del Almanzora se convocó una huelga indefinida de ferroviarios, paralizándose el transporte férreo. Todos los efectivos de la guardia civil abandonaron los cuarteles sin fecha de regreso con la misión de vigilar el trazado de la línea de tren, ante los avisos de sabotaje previstos por los huelguistas.

El clima de violencia prebélico se mascaba en el ambiente y, como muestra sencilla, pero ilustrativa, la pintada que apareció en el cementerio a comienzos del 36: "En abril, todos aquí; el que no quiera ponerse a la cola, que se venga ahora".

Elementos decorativos en latón repujado con la imagen de Augusto Barcia Trélles (llegó a a ser varias veces ministro y Presidente del Consejo de Ministros de la II República) y Manuel Azaña (Llegó a a ser Presidente del Consejo de Ministros y Presidente de la II República). Se utilizaron para los fastos en exaltación de la república que se celebraron desde 1931 hasta 1936. Fueron encontrados en unas obras en un huerto del Camino Real

Juan Cerrillo Rodríguez, el primero por la izquierda, fue el último alcalde de la República antes de la guerra civil. Durante el gobierno de los comités, se vio mermado el poder de los ayuntamientos, aún así, hizo una labor encomiable para atender y dar comida a todos los refugiados que llegaban de la guerra. Colección: Emilio Cerrillo