Baltasar Fernández Cuéllar

Baltasar Fernández Cúellar

Dicen que hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica y es la voluntad. Voluntad por aprender, por participar de manera activa en el mundo que le rodea y sobre todo hacer de su experiencia y sus recuerdos un tesoro de incalculable valor. Valga como ejemplo su labor de recopilación para la Piedra Yllora en todos los años de su existencia, así como otras publicaciones como El Medio Social y Natural de Cantoria coordinado por José Antonio Romero, El Estraperlo y los Emboscados de Antonio Berbel, Memoria y Dignidad de Antonio Sánchez Cañadas, entre otros.

Hablamos de Baltasar Fernández Cuéllar, más conocido como el riblanco, taxista de profesión aunque su vida le dio para abarcar otros tantos oficios como agricultor, mecánico, marmolista y tendero. Baltasar, junto con su hermana Carmen, eran hijos de Joaquín Fernández Gea y Maravillas Cuéllar Cuéllar, que debido a los tiempos difíciles que les tocó vivir, sufrieron mucho al verse privados desde temprana edad a la compañía de su padre cuando estuvo destinado como maestro de escuela en el norte.

Nació en Cantoria un 27 de Abril de 1927 en la calle Ermita, en la casa donde vivió gran parte de su vida, aunque debido a la profesión de su padre, parte de su infancia la pasó en Palomares y en Oria.

Contaba a sus hijos que cuando era chico y venían a Cantoria de vacaciones, al volver al pueblo donde ejercía su padre, pedía a su abuelo que lo escondiera para no tener que irse. Era bastante travieso, y en su casa, al ser el único varón, era el niño mimado por sus abuelos y por eso su madre tenía que castigarlo duramente. "travieso pero sin maldad" -nos comenta su hermana, que no puede evitar una sonrisa al recordar cuando le cortó los pelos a la cola de la burra de su vecino para hacer pinceles, o cuando le pidió que guardara un tubo de caña tapado por sus esquinas y como su curiosidad pudo con ella, destapó el artilugio y empezaron a salir arañas, insectos a los que les tenía pánico, por lo que el susto de Carmen fue monumental. Nos sigue contando que cuando ve a Francisco, el nieto de su hermano, le recuerda a él de joven.

Humildad y sencillez son dos calificativos que podemos aplicar a su familia, conocida y querida en el pueblo por ser su padre maestro. Lo normal era que Baltasar siguiera los pasos de su progenitor, pero sólo pudo estudiar primaria, ya que cuando iba a empezar los estudios superiores estalló la guerra civil. En ese momento su padre ejercía en Oria y en 1938 su quinta es llamada a filas, incorporándose al ejército hasta el final de la contienda. Lo que vino después marcó la vida de toda la familia. Cuando se instauró la dictadura, se le cesó en sus funciones y sometido a expediente como a la mayoría de los maestros que ejercieron en la zona republicana durante la contienda. Se le acusó de pertenecer a la U.G.T. y al Partido Comunista siendo ferviente defensor de la República. La resolución fue separación definitiva del servicio, pero en la revisión de la resolución anterior fue el traslado forzoso fuera de la provincia durante 5 años y la inhabilitación de cargos directivos y de confianza. Durante el tiempo del cese en sus funciones, se quedaron sin su fuente principal de ingresos, viéndose obligados a trasladarse a Cantoria a casa de los abuelos maternos a trabajar las tierras que estos poseían. Años duros para los cantorianos aunque la familia no llegó a pasar hambre, pero sí muchas necesidades. Y hubo que empezar a buscar salidas para cooperar en el sustento de una familia compuesta por nueve miembros.

Cuando a su padre le volvieron a dar su trabajo, ya era tarde para reanudar sus estudios. Había buscado oficio por otro lado, empezó de marmolista en el Taller de Juan Peña Tapia que tenía en la calle de la Ermita, antes de hacer el servicio militar. Pero a él siempre le gustó los vehículos a motor, así que aprovechó estando en Palma de Mallorca cumpliendo la mili para sacarse el carnet de conducir de todo tipo de vehículos, a la vez que aprendió mecánica del automóvil. Cuando volvió licenciado, vio una salida profesional el comprar un vehículo y ponerlo al servicio público, y así es como se ha ganado la vida la mayor parte de los años de su vida laboral.

Muchos miles de kilómetros a sus espaldas, con otras tantas anécdotas para rellenar varios libros, alegrías de niños que casi nacían por el camino, de jóvenes que venían de fiesta, familias de vacaciones, traslado de personas enfermas, accidentadas, unas veces con buen tiempo, otras con lluvia, nieve incluso, o tirar con el coche averiado, porque de todo hubo.

En su casa la familia sufría, sus padres, su esposa y sus hijos. Ese sufrimiento hizo que se replanteara apartarse del taxi e integrarse en la tienda de comestibles que regentaba su esposa Amalia desde 1969 y así estuvo hasta 1987, en que cerraron este negocio para ayudar a su hijo Joaquín a sacar adelante su supermercado. hasta que se jubiló.

Una de sus pasiones era la música, desde muy joven tocaba la trompeta, siendo Baltasar uno de impulsores de que la Banda de Música se volviera a reorganizar y empezar a tocar después del parón de la guerra y primeros años de dictadura. Junto con D. Miguel Rodríguez, director que fue designado por el Ayuntamiento en 1945 y con integrantes de la antigua Banda y nuevos alumnos, empiezan las clases de solfeo en marzo de ese año con los instrumentos que pudieron conseguir, y en enero de 1946, dan su primer concierto coincidiendo con la festividad de San Antón. Además formaba parte de una Orquesta que se formó con componentes de la misma Banda y actuaban en los pueblos de alrededor.

También debemos resaltar otra faceta de su vida, la política activa, llegando a ser concejal en los años que estuvo Juan Gea de Alcalde. Ha sido un hombre fiel a sus ideas militante del Partido Socialista Obrero Español desde que en España se instauró la democracia y fiel defensor de sus ideales, siendo el cabeza de lista por este partido en las primeras elecciones democráticas.

Recibió dos reconocimientos en su vida, una por haber sido concejal, labor que realizó desinteresadamente, y otra fue por su trabajo de recopilación de datos y testimonios para revista Piedra Yllora, para que los cantorianos supiesen de los hechos acaecidos en su tierra.

Tras la jubilación nace el Baltasar escritor y poeta, acompañado de un viejo ordenador empezó a recopilar anécdotas, recuerdos, poemas. Lo que más le satisfacía era cuando podía serle útil a los demás, cuando le preguntaban sobre ciertos temas, entonces se esforzaba y afloraban sus recuerdos y conocimientos sobre el asunto en cuestión y bien de palabra o por escrito daba toda la información que disponía. Pero de lo que más disfrutaba era del tiempo que le dedicaba a su familia, sobre todo a sus nietos que adoraba y a su cortijo, hasta que la salud le fue fallando.

Para su familia ha sido un hombre bueno, trabajador, que ha sabido estar en su sitio siempre y que se sacrificaba por quien lo merecía. Había veces que venía de un viaje largo y se tenía que ir a dar otro servicio. Por muy cansado que estuviera, nunca tuvo en su boca una negativa para llevar a su destino a alguien que lo requiriera.

Estuvo casado con Amalia 55 años de su vida, donde fue un matrimonio lleno de confianza y buena convivencia, fue un marido bueno y con respeto hacía su mujer en todo momento. Tuvieron dos hijos, Maravillas y Joaquín que les dieron 5 nietos, Laura, Joaquín, Francisco, Maravillas y Miguel Ángel.

La mañana del 8 de abril del 2012, domingo de resurrección, su corazón dejó de latir, con seguridad muy a pesar suyo y emprendió un largo viaje a un lugar del que no se vuelve, a esperar a los suyos.

Baltasar y su hermana Carmen. Colección: Carmen Fernández

Fotografía dedicada a su hermana Carmen cuando estaba haciendo el servicio militar. Colección: Carmen Fernández

Primera Corporacíon Democrática presidida por D. Juan Gea (UCD). De izquierda a derecha, en la tercera fila, Casto Uribe Gómez, Baltasar Fernández Cuéllar y Francisco Soler Prieto (secretario del Ayuntamiento). En la segunda fila, Manuel Lillo, Rogelio Berbel Fernández, Francisco Fernández Sánchez, Rosa Aís García y Pedro Liria Rodríguez. En la primera fila, Ramón Jiménez Marín, Antonio Cuéllar López, Juan Pedro Gea Guerrero Juan Francisco Rodríguez Reche (oficial del Ayuntamiento). Faltan los concejales: Rafael Godoy González y María Rosa Rivero Garrido. Colección: Lolina Linares

Programa electoral del PSOE para las elecciones de 1979 en la que Baltasar Fernánde encabezaba la lista. Colección: Encarnita Jiménez