La Inquisición en Cantoria
Ana Guerrero Marín
Ana Guerrero Marín
Gran parte de los fondos documentales de los tres grandes tribunales de la Inquisición de Andalucía, que son el de Sevilla, Córdoba y Granada se han perdido casi totalmente, quedando no obstante los asuntos tratados en los autos de fe que se enviaron a la Suprema y que actualmente se guardan en el Archivo Histórico Nacional.
Su finalidad máxima, para la cual fue creada por la Iglesia y establecida en España por los Reyes Católicos con autorización del papa Sixto IV, era un organismo encargado de velar por la ortodoxia católica. Los moriscos la consideraban el tribunal del diablo, “donde preside el demonio y tiene por consejeros el engaño y la ceguedad”. A los inquisidores los veían como aliados del demonio, a la Reina Isabel la Católica la condenaban al infierno por haberla traído a España y la maldecían.
En palabras del dramaturgo, poeta, político y jurista José Castro Orozco, marqués de Gerona, "Es difícil es seguir siglo por siglo la marcha de un tribunal que envolvía sus procedimientos en un misterio impenetrable. Sin duda el santo Oficio de Granada procesaría un número más considerable de mahometizantes que cualquiera otro del reino. Granada conservó por mucho tiempo con más vigor que las restantes provincias, las semillas de una secta que había sido durante ocho siglos su religión dominante; y en Granada más que en ninguna parte se prolongó la lucha material y encarnizada entre el cristianismo y el mahometismo".
El modo de operar de los comisarios de la Inquisición cuando visitaban periódicamente los pueblos de la jurisdicción de un tribunal era la de publicar el Auto de Fe y se daba un periodo de gracia, para que los que considerasen que habían incurrido en herejía, se presentaran a acusarse a si mismos. Si alguien conocía manifestaciones de palabra o de obra con tintes heréticos, debía delatar enseguida al autor, de lo contrario incurría en el delito de encubridor. Este fue el principio fulminante del terror que impuso el Santo Tribunal en el siglo XVI.
El proceso contra un reo se desarrollaba en un secretismo absoluto. Antes de proceder a la detención, se presentaba el caso a un grupo de teólogos, que dictaminaba su gravedad. Cuando alguien era detenido, se le confiscaban los bienes, se inventariaban ante notario, se valoraban para in vendiéndolos y pagar su mantenimiento y las costas del proceso. Quedaban incomunicados en una cárcel preventiva. Para el juicio podían nombrar abogado y procurador y llamar a testigos. Para la obtención de las confesiones se empleaban las mismas torturas que en los tribunales ordinarios civiles, la garrucha y el agua.
Un morisco veía así estos procesos: Por una denuncia detienen a un hombre, lo meten en la cárcel, le secuestran los bienes para darle de comer, quedando la familia abandonada a su suerte y sin la fuente de su sustento. Pierde su honra y todos lo tienen por hereje, el fiscal lo acusa de esto y de lo otro y la réplica de la defensa no se tiene en cuenta. Bajo tortura y desesperados, confiesan hasta haber sido los asesinos del mismo Jesucristo. Los inquisidores los condenan para poder quedarse con sus bienes porque “si no queman, no comen”.
Los moriscos granadinos solicitaron en 1539 que las causas contra ellos fueran abiertas, que se le dieran copias de las informaciones que contra ellos se hicieran, con los nombres de los testigos, para que pudieran preparar sus descargos. Como era de esperar no se les concedió la demanda, alegando que el conocimiento de los testigos podía implicar interferencias en los procesos, venganzas y el temor por ello a testificar.
También solicitaron que no se les embargaran los bienes, para que sus haciendas pudieran pasar a sus hijos y ofrecieron al rey 80.000 ducados y a la Inquisición Granadina 20.000, para cubrir los gastos de los procesos. También se le fue denegado alegando que el rey cubría el sustento del Santo Tribunal, cosa que no era para nada cierta.
Como en el siglo XVI no había en Almería cárcel de la Inquisición, los detenidos los llevaban directamente a Granada o se les depositaba de manera preventiva en la cárcel del obispado situada en los bajos de las “Casas Obispales”, que en la capital se cree que estaba donde estaba la Librería Pastoral frente a la torre de la Catedral.
Las inquisiciones vivían sobre el terreno como tropas de ocupación, por lo que cuantos mas procesos, mas ingresos. La Inquisición Granadina se le consideró la mas rica y la peor administrada, porque los moriscos eran su “becerro de oro”, un filón inagotable hasta su expulsión a partir de 1970. Y como las cuentas no engañan, basta decir que en el trienio de 1541-1543 los ingresos fueron de 19.000.000 maravedís (mas de 6 millones por año), en 1572 unos 2.630.030 (se redujo a una tercera parte) y en 1976 unos 2.230.000.
El tribunal perseguiría y castigaría públicamente los delitos contra la fe, suprimiendo las minorías religiosas. Una de las leyes que promulgaron era la obligación de que los judíos y moriscos se bautizasen ó marchasen al exilio.
Pero esta conversión al catolicismo agravó la situación entre las gentes. Los cristianos viejos dudaban que los judíos se hubieran convertido y por otro lado, los judíos antiguos, les consideraban traidores a su fe.
Muchos conversos conservaron sus costumbres y ritos a escondidas como parte de su idiosincrasia. Así pues eran denunciados y se les consideraba herejes.
Los reos no podían saber quienes les habían denunciado. Eran detenidos, interrogados y torturados hasta conseguir que se inculpasen ó bien delatasen a otros.
En un principio las penas impuestas fueron los encarcelamientos, actuaciones religiosas como misas, multas…etc., pero muy pronto empezó a aplicarse la pena de muerte en la hoguera.
La Inquisición se convirtió en un instrumento en manos del Estado más que de la Iglesia, convirtiéndose casi en una policía política que se impone por el camino del terror, pues era una forma de quitarse a mucha gente incómoda de encima, aunque tanto las arcas de la corona como las de la Iglesia salieron beneficiadas con las confiscaciones de bienes de los inculpados.
Tanto unos como otros, no veían con buenos ojos que los cargos más influyentes de la sociedad estuviesen regentados por judíos ricos y moriscos importantes.
Algunos de estos judíos y moriscos conversos habían sufragado la mayoría de las grandes empresas de los Reyes Católicos.
Así mismo, el propio Rey Fernando tenía sangre hebrea por parte de madre, pues los judíos ricos estaban emparentados a través de matrimonios con la nobleza. En la corte los puestos importantes estaban ocupados por judíos y moriscos. El converso Francisco López Villalobos, era uno de los médicos de Fernando el Católico, escritores como Juan de Encina, Juan de Mena y Diego de Valera eran también conversos.
Como también lo eran los banqueros Luis de Santángel y Gabriel Sánchez que financiaron el viaje de Cristóbal Colón.
Algunos llegaron a escalar puestos relevantes en la jerarquía eclesiástica como Juan de Ávila, considerado por la Iglesia beato y luego santo católico.
Otros fueron ennoblecidos, apellidos andaluces de origen converso fueron adoptados ó impuestos por los señores feudales que apadrinaban a sus esclavos musulmanes en su bautismo., como es el caso del duque de Alba y de ahí vinieron muchos de los Alba actuales. (Ver libro “El Tizón de la Nobleza”)
La inquisición practicaba la “muerte social” de los condenados, con una degradación que se llamaba El Sam benito. Este era un tipo de camisa amarilla con una cruz roja de San Andrés y remataba el atuendo un gorro de papel en forma cónica. El ofensor debía llevar el hábito siempre, como señal ante el público de que era un “marrano”, término despectivo con el que apodaban a los conversos. Esto les impedía encontrar trabajo, vivienda…etc.
De ahí viene el dicho de “colgarle el sambenito a alguien”.
Cuando se decretó la expulsión, los moriscos de la zona de Oria y Cantoria fueron deportados a Torre del Monje.
Son muchos los refranes que provienen de esta época, los castellanos utilizaban varios como:
“Quien no fue buen moro,
no será buen cristiano”.
“Quien entra en la Inquisición,
Si no sale quemado, sale
Chamuscado”.
La Inquisición no solo atentó contra las personas.
En Andalucía fueron quemados todos aquellos libros y manuscritos escritos en árabe: filosofía, política, historia, medicina, matemáticas, gastronomía… nada se salvó de la quema. Ocho siglos de nuestra historia desaparecieron por desprecio a una cultura. Todo aquello que podía poner en peligro la conquista castellana fue destruido. Los pocos libros que se salvaron y que han llegado a nuestros días, fueron los que se escondieron emparedándolos ó enterrándolos y los que se llevaron al exilio.
La tierra andaluza fue masacrada, millares de personas fueron quemadas en piras públicamente en los Autos de Fe y como hemos dicho anteriormente, sus posesiones fueron repartidas entre los familiares de los inquisidores y la corona.
Así mismo se castigó el baño, se proscribió el traje, la lengua, la música, las costumbres, la danza…. bajo graves tormentos y pena de muerte.
El reino Nazarí, dejó de brillar. La historia que hoy conocemos es la que nos han querido contar, es la historia de los vencedores que siempre irá en su favor. Es la que hace quedar como ineptos a los grandes guerreros y estrategas islámicos y a Boabdil el Chico último gran Rey moro como un pelele en sus manos.
Todo ello encaminado a enterrar nuestros orígenes y nuestro “ADN” y al cabo de varias generaciones, los andaluces creemos que somos europeos y que los moros que habitaron Andalucía durante siglos, eran unos salvajes que los Reyes Católicos y sus huestes vinieron a expulsar más allá del estrecho.
Pero Andalucía no se fue, el pueblo andaluz persiste y para entenderlo y vivirlo hay que sumergirse en su pasado y pasear por su historia.
La Inquisición fue uno de los grandes errores de la Iglesia, por los que el papa Juan Pablo II, pidió perdón.
Antigua Librería Pastoral, frente a la torre de la Catedral de Almería, donde se cree, aunque no hay base documental, que estaba la cárcel de a inquisición en el siglo XVI, donde los reos, de manera preventiva esperaban hasta ser trasladados a Granada.
En la provincia de Almería, según consta en el Legajo 1953 del Archivo Histórico Nacional de Madrid, en la sección de Inquisición, el Santo Oficio realizó una visita en 1561, encontrándose 311 casos inquisitoriales.
Las zonas por las que pasan los inquisidores son los tres focos más intensos de la provincia: Almería y su entorno, El Valle del Almanzora y Los Vélez.
En la zona del Valle del Almanzora y de los Vélez, las actuaciones de la Inquisición se encaminan contra los moriscos y en Almería sobre los cristianos viejos.
Estos procesos contra los moriscos hacen aumentar las arcas de los inquisidores en 151.917 maravedís (moneda de oro) y que no pudieron ser mas porque la mayoría de los encausados eran de baja condición social sin oficios reconocidos.
Las causas de los procesos eran entre otras: Bigamia, brujería, blasfemia, posesión de libros prohibidos, invocaciones a Mahoma, agresiones a útiles sagrados, degollar animales para consumo propio, negarse a comprar la Bulas que ofrecía la Iglesia como medio de salvación, cocinar con aceite en vez de manteca ó tocino, mudarse de ropa los viernes, bañarse y perfumarse, dormir desnudos, comer pescado sin estar enfermo…etc.
Los casos vienen registrados con nombres, apellidos, causa del proceso y población. Entre las poblaciones más cercanas a nuestro entorno destacan:
-Alaroya…....1 - Moxacar...1 -Urracal….11
-Albanchez..1 -Olula.…….2 -Uleila…...…2
-Albox……....1 -Oria……..25 -Velez B.....21
-Arboleas..…1 -Purchena.6 -Velez R…..16
-Cantoria...5 -Serón...…..3 -Vera… ……7
-Cuevas…..34 -Tíjola..…….7 -Maria..…....4
-Lubrín….….2 -Macael..…1
Iglesia de Santiago de Granada, parroquia del Santo Oficio. En ella se celebraban los autos particulares
La mayoría de la población de Cantoria era mora y los conversos encausados de Cantoria, fueron mujeres:
-Luisa Fabra, procesada por ser maestre de bodas y honrar a sus difuntos, vertiendo agua sobre sus sepulturas.
-Maria el Mueden, procesada por bañarse y perfumarse para velar. Se la obligó a asistir a misa durante el mes de mayo y una pagar una multa de 12 reales.
-Luisa de Robles, fue procesada por lo mismo que Maria.
-Cecilia Narvaez, procesada por bañarse y convidar a muchas moriscas al baño. Multada con 600 maravedís.
-Maria Xorbia, dijo que ella era mora, no cristiana y la enviaron a presidio confiscando todos sus bienes.
En 1563 son reconciliados con “Sambenito y Vela”, por cosas de moros, cuatro de estas personas de Cantoria.
Dibujo del cadalso donde tuvo lugar un auto de fe en Granada en 1606. Fuente: Archivo de la Abadía del Sacromonte de Granada, legajo 269, pieza 1.
J.A.TAPIA. "Historia General de Almería y su Provincia", Tomo IX Almería Morisca. Edita Caja de Ahorros de Almería. Año1990.
https://andaluciamorisca.org/almeria-1-561-visita-de-la-inquisicion-al-obispado/