Antonio Saez Saez 

La Coral en un concierto en la iglesia de Tíjola. Colección: Decarrillo

la Coral de Cantoria

Sutiles dedos arrancan al teclado

bellas melodías que el organillo encierra,

y un torrente de voces armoniosas

de misticismo, a los fieles llena.

 

La gente calla, escucha y piensa

y embargada de emoción inmersa,

en suspense mantiene los sentidos

y al ser posible, ni respirar quisiera.

 

Todo es sublime, todo es belleza,

se inspira amor, y la iglesia tiembla

cuando cuarenta voces hacia Dios elevan

el sentir de un pueblo, que trabaja y reza.

 

Y vemos pañuelos, que lágrimas secan

en arrugadas caras de mujercitas viejas,

que a coro cantaron también en la iglesia

en lejanas fechas, de añoranzas llenas.

 

Y vemos palidez, en la piel fresca

de la hermosa joven que acude a la iglesia

y extasiada con los celestiales cantos

se siente dormitar entre salmos y cadencias.

 

La gente vibra, el órgano suena,

las voces se confunden y a los corazones llegan

impregnando de savia bienhechora

lLos sentires, las promesas y las penas.

 

Enmudece el coro, el sacerdote reza,

y de amor fraterno la iglesia plena,

despide en silencio y devoción

a quienes con humildad, por sus puertas entra.

 

¡Que viva el coro y Cantoria entera!

que la bendición de Dios en los corazones prenda,

aglutinando en sincero abrazo

a los hijos generosos de esta tierra.

 

Cantoria, Agosto de 1988

La buena tierra

Está dormida Cantoria

y es hora de despertar,

es tiempo de sementera

y el gallo ha cantado ya.

 

Cantoria, peral engarzada en el collar del Almanzora

y que yergues del seno de tu ubérrima tierra,

con la luz de tus blancas casas

y a la sombra de tu hermosa Iglesia.

 

Codicia de otros pueblos siempre fuiste

que en ti vieron un diamante sin tallar,

una gema de valor incalculable

que los tuyos no han sabido valorar.

 

Mensajeros de honradez y de la paz,

del trabajo, del sufrir y bienhacer,

han salido de tus casas muchos hombres

siempre ansiosos e impacientes por volver.

 

más no siempre es tan fácil el retorno

y allende los confines de los mares y fronteras,

tienen los hijos que sufren el oprobio de otros pueblos

donde con fe trabajan soñando en su Cantoria.

 

Otros hombres con más suerte respiran de tus aires

y se miran en tu cielo infinitamente azul,

donde aman y trabajan con pericia y con arte

como orgullo de Cantoria y sabor de lo andaluz.

 

Hospitalario pueblo que con cariño acoges

a los que en buena lid aquí quieren luchar,

abriendo los confines de tu vasta casa,

haciendo que tus puertas estén de par en par.

 

¡Hombres de la cultura,

hijos de esta tierra generosa,

los que de corazón a vuestro pueblo amáis,

los que por doquier pregonáis su gloria!

 

Que el saber de vuestras mentes cultivadas

sobre la juventud a raudales caiga,

impregnando de bienhechoras sales

los felices años de su bulliciosa infancia.

 

Tendréis el premio de las almas nobles,

la bendición de Dios por vuestra sublime obra,

pues paso a paso vais cortando las cadenas

que la miseria y la incultura a los hombres ahora.


Cantoria, octubre de 1985

La Iglesia de Cantoria

Estas pobres letras mías

poco dicen en mi haber,

son insulsas, son canijas,

nacen muertas al nacer.

 

Por ello pido disculpas

rogando a Dios me perdone,

pues la Iglesia de Cantoria

es digna de otros cantores.

……..

Quisiera que Dios me iluminara

para tu grandeza poderla yo cantar,

pero es tan torpe esta pobre mente mía

que agua no encuentro, aunque vaya yo hasta el mar.

 

Hermosa iglesia de esta tierra noble,

Divino Templo que los años nos legó,

joya que los hombres del ayer nos entregaron

para que los de hoy sepamos amar a Dios mejor.

 

Yo he vivido muy lejos de tus torres

pues la vida ese tributo me exigió,

pero he oído el tañir de tus campanas

que anunciaban con sus toques que era hora de oración.

 

Tu recuerdo fue alimento de mi espíritu

cuando la desgracia a mi persona flagelo,

la luz de tus vidrieras iluminaron.

 

Las tenebrosas noches de mí herido corazón.

cuando más lejos de ti me he encontrado

toda belleza mejor la he visto yo,

y en sueños me he postrado en tus altares

rogando su perdón al Redentor.

 

Que entorno tuyo unamos nuestras manos

Con fe sincera y humilde devoción,

Como aquellos que en fechas ya lejanas

Levantaron tus cimientos pensando solo en Dios.

 

Hombres y mujeres de Cantoria,

Los que en vuestra Iglesia, el amor buscado

Siempre los encontráis,

Pedir que la gloria perpetué este Templo

Y que vuestra amistad en sincero abrazo confundáis.


Cantoria, Junio de 1985

Iglesia de Cantoria. Colección: Decarrillo

Camposanto de Cantoria

Cuantas veces he pasado frente a ti

y cuántas a tus tumbas he mirado,

susurrando una oración cuando pasaba,

consternado en tu silencio he llorado.

 

El frío mármol por doquier se extiende

hiriendo a la vista su blancura,

y en su entorno de pared o sobre el suelo

el cuerpo de un ser nuestro está en la sepultura.

 

Ilusiones de un pasado ahí descansan

que amaron y soñaron en sus vidas,

y en la paz por el Cementerio dada

del Juicio Final, esperan la venida.

 

Mientras tanto, honremos a nuestros muertos

y que su tumba jamás se profanada,

colocando una digna puerta

que el paso cierre a hediondas alimañas.

 

Pena y congoja se siente al ver la puerta

que al camposanto da su entrada,

sus hierros el tiempo ha corroído

y con cadenas se simula estar cerrada.

 

A lo más íntimo del pueblo llegar quiero

y su voluntad a sus puertas pido,

para poner una honrosa puerta

en el umbral entre los muertos y los vivos.

 

No seamos tan ingratos y tacaños

con quienes todo nos lo dieron,

con aquellos que quemaron su existencia

luchando por los suyos con anhelo.

 

Perpetuamos el recuerdo a nuestros muertos

manteniendo con decoro el cementerio,

y ayudamos con sentidas oraciones

a que sus almas descansen en los cielos.


Madrid, agosto de 1986

Cementerio de Cantoria. Colección: Decarrillo

Va de Juego

Se jugaba la partida,

la presión iba subiendo,

y Cecilio dice al pronto,

¡ya lo tengo!, ¡ya lo tengo!

 

Pon el cuatro, tu Rumí,

y tú Frasquito, el tres pito,

Ginés se dobla tranquilo

y domino con el cinco.

 

Perplejos quedaron todos

y anonadado quedé,

se contaron ciento uno

y sobraron más de tres.

 

Se terminó la partida

con tres o cuatro jugadas,

¡yo pensaba que sabía,

y ahora veo, que no se nada!

 

Como maestro, muy docto

Cecilio se comportó,

¡Así se juega señores

al juego del dominó!


Cantoria, junio de 1988

EGOISMO

Ufana una niña salta

un charco grande de agua,

y al poner el pie en el suelo

de fango a otra niña mancha.

 

¿Qué has hecho necia de ti?

la niña manchada exclama,

¿si no podías saltar,

porque lo haces, insensata?

 

Y aquella niña asustada

llorando a su casa marcha,

y la otra muy contenta

por todos los charcos salta.

 

Hay personas en la vida

de quien tienes que apartarte,

guiadas por su egoísmo

es probable que te manchen.

 

Madrid, julio de 1993