Abellán Peñuela Antonio
I Marqués de Almanzora y I Conde Consorte de la Algaida
Por Andrés Carrillo Miras
I Marqués de Almanzora y I Conde Consorte de la Algaida
Por Andrés Carrillo Miras
Industrial, empresario, minero, fundidor, terrateniente, accionista, inversor, benefactor, político, liberal, diputado, senador, noble de nueva cuna, Caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Les presento a don Antonio Abellán Peñuela, I marqués de Almanzora por obra y gracia de Amadeo I de Saboya y conde consorte de la Algaida por su matrimonio con doña Catalina Casanova (ver biografía) . Nació en Cuevas del Almanzora el de 3 de marzo de 1822 y fallece en su caserón de veraneo en Garrucha en 1903, y fue un de los más importantes políticos e industriales de la provincia de Almería durante el siglo XIX.
Posiblemente el origen de familia en Cuevas sea la repoblación que se hizo a principios del siglo XVI, después de la reconquista del Reino de Granada por parte de los Reyes Católicos y a expensas de las mercedes concedidas por el Marqués de los Vélez, señor de estas tierras a los nuevos colonos. Con el tiempo, llegó a ser una de las familias de propietarios agrarios mas notables de la zona, como los Soler, Bravo, Lisa, Flores, etc., formado una oligarquía local que acaparaban el poder económico y civil, como los cargos propios en la administración del marquesado de los Vélez en Cuevas durante el siglo XVII y XVIII, y que cuando el descubrimiento del filón del Jaroso en 1838 en sierra Almagrera, también se hicieron con el control minero.
1838 se descubre el filón de plata nativa del barranco del Jaroso, en sierra Almagrera, y se inicia una fiebre minera sin parangón en la historia de España. De repente, los solitarios y agrestes barrancos se llenan de humanidad, de codicia y de febril actividad. Todos quieren participar de la nueva riqueza y se apresuran en una guerra de concesiones que invade de agujeros la sierra y en sus inmediaciones, se construyen apresuradamente fundiciones que dan trabajo a cientos de obreros. Al reclamo de la nueva coyuntura económica llegan a Cuevas miles de personas que en 1850 sitúan el censo de población en 16.000 habitantes. En su momento de esplendor, el barranco del Jaroso donde se encontraban las minas mas ricas contaba con unos 5.000 mineros, mas los que se encargaban de acarrear el mineral a través de bestias y los trabajadores de las fundiciones.
Su privilegiada posición dentro de la alta sociedad cuevana y sus excelentes contactos, le permitió afrontar inversiones en las primeras sociedades mineras, y así aparecerá en los años 50 del siglo XIX como uno de los principales accionistas de la rica Carmen y Consortes y, de un modo más diluido, estará presente en la mina Observación de su amigo Ramón Orozco. A través de sus empresas, logró hacerse con el control de la principal fábrica de fundición de la provincia, La Atrevida, en las Herrerías de Cuevas así como La Martinene de la Garrucha.
Pero pronto surgirán los primeros problemas: a partir de 1843 el agua hizo acto de presencia en las minas cuyas galerías estaban mas profundas, a unos 150 metros. El 1847 el problema era acuciante ya que no se podía continuar trabajando en la mayoría de ellas hasta que no hubiera un plan conjunto de desagüe. Esto obligará a los propietarios a invertir más, en unos momentos en que las vetas de mineral son cada vez más impuras. Esta situación provocará una crisis definitiva durante la década de los 70, que se extenderá hasta que en 1877 se produzca el descubrimiento de hierro argentífero en Herrerías. Hasta ese momento las tierras de las Herrerías se utilizaban en las demás fundiciones como fundente (por sus altos contenidos en hierro y otros óxidos, se utilizaba en el proceso de fundir otros materiales). Y fue cuando Francisco Soler Molina, de la fundición Carmelita de Villaricos y la mina Unión de Tres, se dio cuenta que este material que utilizaba para el proceso de fundición, contenía unos altos índices en plata. Decidió realizar unos ensayos mineralógicos que dieron como resultado unas cantidades pobres en plomo pero unas más que aceptables en plata. El marqués de Almanzora que tenía la mina Atrevida, muy cerca de la de don Francisco, también realizó las mismas pruebas con iguales resultados. A partir de ese momento, ambos industriales se convirtieron en los empresarios mineros mas relevantes de esta segunda etapa dorada de la minería.
Antonio Abellán hacia 1860-1965
Construida en 1850 y a diferencia de otras fundiciones, nunca cambió de dueño, y hasta el cese de su actividad en 1899 trató una cantidad enorme de minerales. Tras unos primeros años de asentamiento en el sector, extenderá a gran escala su producción con el descubrimiento de minerales argentíferos en las Herrerías, convirtiéndose el marqués a principios de la década de 1890 en uno de los mayores exportadores de plomo argentífero.
Hasta ese momento, las Herrerías históricamente había sido un vaciadero de minas de las distintas culturas (cartagineses, romanos, etc) que habían pasado y explotado las minas del lugar, donde apenas había construcciones y las pocas personas que vivían, lo hacían en las cuevas de la zonas altas. Sería don Antonio quien al instalar su fundición allí, se va configurando al su alrededor el núcleo de población actual.
Esta industria fundía el mineral en hornos de viento forzado, de los llamados de Cartagena; la cuba es de ladrillos unidos con arcilla refractaria, y la caperuza que comunica con la galería general de condensación de humos, está sostenida por columnas de hierro formado cuerpo aparte de la cuba. El número de hornos es de 17, nueve de ellos funden matas (La mata es una mezcla fundida de sulfuros metálicos, generalmente de cobre y níquel, o también plomo) y otros ocho plomo. Las parvas se forman con minerales de Linares y Almería, ricos en plomo, mezclados con los de Sierra-Almagrera, ricos en plata, y con las tierras argentíferas de Herrerías. La producción anual es de 50.000 quintales de plomo con 4112 onzas de plata. Llegó a contar con 150 operarios y cada horno estaba constantemente cuidado por dos maestros, un parvero y un escoriero.
Los hornos tienen tres toberas y para inyectar el viento, se valen de un ventilador movido por una máquina de vapor de fuerza de 20 caballos, de dos cilindros horizontales. Tiene una galería de hornos cuyo tragante se halla a la misma altura del piso por donde vienen los minerales y el carbón, evitando la penosa operación de subir cargas en espuertas por las escaleras como ocurría en las demás fábricas.
En 1882 lo que pudo ser una tragedia se quedó en un mal susto en la mina del marqués en las Herrerías. Una cuadrilla de muchachos a las órdenes de su capataz entraron en la galería de la fábrica que sirve de condensación de humos y al tardar en salir, entró el capataz y se encontró tirados en el suelo a los niños, pálidos y sin pulso. Lograron sacarlos a todos y practicarles los primeros auxilios y por suerte, consiguieron devolverlos a la vida. La buena fortuna quiso que se salvaran todos, 42 en total. A partir de ese momento, el marqués invirtió cantidades ingentes de dinero en la seguridad de sus explotaciones, convirtiéndose Atrevida en una abanderada de la prevención de la época. Como ejemplo fue la construcción de una bóveda alejada de los caminos mas transitados para la extracción de material, así como delimitar los caminos de sus explotaciones con dobles pilares de madera, unidos por tirantas de alambres metálicos que indican la dirección de la vía publica, que debían seguir a fin de evitar hasta la mas remota idea de peligro.
Pero el gran problema de esta etapa en las Herrerías era el mismo que en sierra Almagrera. El agua subterránea. Su cercanía con el rio Almanzora y el mar, hacía que este líquido elemento, esencial para la vida humana, inundara pozos y galerías a una profundidad a partir de los 70 metros. Pero la tierra por esa zona era blanda y porosa, actuando de esponja, lo que hacía circular el agua de unas minas a otras buscado restablecer su nivel y aunque las minas mas ricas habían invertido en montar máquinas para desaguar, se veían obligadas a realizar gratis el desagüe de las minas vecinas, que no habían gastado ni un céntimo en instalar el suyo (el agua circulaba por todo el subsuelo y aunque una mina desagüara, el agua de las demás la volvía a inundar, haciendo insuficiente estas iniciativas individuales). Por este motivo no tardó en estallar el conflicto ya que el egoísmo de unos pocos y la falta de unidad para establecer una solución definitiva ante la negativa de invertir, a pesar de depender su supervivencia de ello (Si ya invertía mi vecino para que lo voy a hacer yo, si las aguas de mi mina se van a ir a la suya cuando en esta última baje el nivel).
Y la tragedia llegó, y lo hizo en forma de riada colosal en 1884, que lo inundó todo, tierras de labor de pagos enteros, viviendas y por supuesto en las minas causando destrozos enormes, incluso el derrumbe, haciendo las explotación inoperativas por años. Una tarea tiránica desecarlas, ya que cuanta mas agua se sacaba, las del rio venía a cubrir los huecos que quedaban, causando la ruina a muchas minas. Y a pesar de todo, no se pusieron de acuerdo, y no sería hasta la publicación de la ley del 1 de agosto de 1889 sobre desagües de comarcas mineras, diseñada expresamente para solucionar el eterno contencioso de Almagrera. El marqués formó parte muy activa de la comisión parlamentaria encargada de su redacción, y cuando se constituye en 1890 el Sindicato del Desagüe el representante en las Herrerías sería también el propio Marqués.
En 1894 se contrata las labores de la desecación de las minas a la sociedad “Brandt y Brandau" de Hamburgo, representada por el ingeniero y extraordinario arqueólogo belga Luis Siret, que llegó a ser amigo personal del marqués. A cambio, y como cobro de sus servicios, las minas tenían que entregarle el 16 % de su producción bruta.
El sitio elegido fue la rambla del Arteal, a fin de aprovechar el desnivel existente y la fácil comunicación de las aguas de las minas con este sitio. Dotado de una maquinaria moderna, el desagüe consiguió desecar hasta la profundidad de 80 metros en 1900. Sin embargo, la coyuntura dejó de ser la propicia con la caída de los precios del plomo. Esto produjo la reducción alarmante de la actividad minera que perdían rentabilidad y por ende, repercutía directamente en la empresa del desagüe, que cobraba en especie un porcentaje de lo extraído. Por esta razón la Atrevida cierra definitivamente sus puertas en 1899 después de casi 50 años en funcionamiento y en 1902 se vende definitivamente junto a la mayor parte de las acciones mineras que le quedaban al marqués a la Sociedad Minera de Almagrera regentada por Luis Siret.
Con esta venta se fue la mayor fuente de ingresos de don Antonio, quedando sólo las rentas de sus fincas. En ese momento empezó el declive económico de la familia Abellán y que sería acuciante en las siguientes generaciones ya que el marqués moriría poco después.
Plano de 1800 de los términos municipales de Cuevas y Vera, con la Ballabona, la sierra Almagrera, las Herrerías (en amarillo) con el río Almanzora y la rambla Mulería, etc.
Plano de las demarcaciones de las minas de las Herrerías extraido de la publicación de "Cuevas: La Tierra de la Plata" de Antonio Molina Sánchez. En el centro podemos ver dentro del círculo amarillo a las minas Atrevida propiedad del marqués, Unión de Tres y Milagro de Guadalupe, las 3 mas beneficiadas del descubrimiento del filón argentífero (plata).
Vista general de las Herrerías. Las actuales viviendas que se ven en primer término es donde se encontraba la fundición. Imagen: José Guerrero Rodríguez
Arco de la Fundición Atrevida en la actualidad. Como podemos ver, el estado de conservación es lamentable. Imagen: Decarrillo
El edificio del almacén de la fábrica de la Fundición Atrevida se encuentra aún en uso, como taller, en un entorno de viviendas marginales. De sus dos chimeneas sólo se conserva una, en un cerro cercano. Imagen: Decarrillo
Una vez consolidada su posición económica, ya en plena madurez, decidió adentrarse por los derroteros de la política. En 1854 es elegido Alcalde de Cuevas, llamada en ese momento Cuevas de Vera y en 1858 entraría en la política nacional. Inició su actividad política en las filas de la Unión Liberal, que tenía como principal referente en Almería al gobernador civil Felipe Picón.
Fue elegido diputado a Cortes en cuatro ocasiones. Entró por primera vez en el Congreso de los Diputados tras las elecciones de 1858, en representación del distrito de Vera. El fraude electoral, la llamada “influencia moral” de la época, le otorgó el 31 de octubre de 1858, unos 173 votos de los 175 votantes en aquellas “célebres” elecciones amañadas por Adolfo Posada Herrera, ministro de Gobernación.
En sus primeras legislaturas tuvo escasa actividad política. Fue miembro de dos comisiones de etiqueta por los días de la Reina y el Príncipe y tan solo hizo una intervención en el plenario del Congreso defendiendo al alcalde de Cuevas de Vera de las críticas que se le imputaban con motivo de las irregularidades cometidas en las elecciones municipales de finales de 1862.
Tras el breve paréntesis moderado, volvería de nuevo al Congreso en la legislatura de 1865-1866, representando a la provincia de Almería, donde no tuvo ninguna intervención parlamentaria, ni perteneció a ninguna comisión.
El progresismo de su juventud -había pertenecido a la Milicia Nacional- le llevó a evolucionar, con el paso del tiempo, hacia el ideario de la Unión Liberal del general O’Donnell, a la que estuvo afiliado. Tras la caída del gobierno de aquél, durante el verano de 1866, una buena parte de los unionistas liberales, entre los que se encontraría Abellán Peñuela, se posicionó contra la dinastía de Isabel II. La reacción no se hizo esperar, y el gobierno Narváez, en apoyo de la Corona, arbitra una dura represión contra demócratas, progresistas y unionistas liberales, que se tradujo en el exilio de un notable contingente de civiles y militares, acusados de conspiración. Víctima de esta persecución, sufrida también por su amigo y socio Ramón Orozco, Abellán, en cierta ocasión, pasó algunas jornadas escondido en una mina, y hasta se vio obligado a embarcarse hacia Gibraltar en un pequeño velero, padeciendo abundantes penalidades en la travesía. Todo cambió en 1968 con la revolución de la “Gloriosa” con el pronunciamiento de los generales Juan Prim y Francisco Serrano que acabó con el exilio de la reina, una soberana que dejó que gobernaran en su nombre y eso la llevó al desastre. Fue una pésima monarca que permitió que la corrupción acampaba a sus anchas, como lo haría en la regencia de su madre y en el reinado de su indeseado e indeseable padre. Comienza una nueva etapa política para el marqués y las mas activa.
Durante el Sexenio Democrático estuvo vinculado a la política de Sagasta y fue elegido diputado a Cortes en las elecciones de marzo de 1871 por el distrito de Sorbas, volcándose la totalidad del censo electoral a su favor. Volvería a repetir escaño y distrito en las elecciones de abril de 1872 por el Partido Constitucional. Sus gestiones en defensa del establecimiento del ferrocarril Almería-Linares llevaron al Ayuntamiento de Almería a nombrarle hijo adoptivo el 4 de marzo de 1872, y rotular una calle con su nombre.
Del Congreso pasó al Senado al ser elegido senador por Almería en las elecciones del 6 de septiembre de 1872 y mantuvo su escaño hasta la proclamación de la Primera República. Esta etapa, que coincide con la llegada de de Amadeo I de Saboya al trono español, fue cuando realmente don Antonio toma peso político, tanto que fue precisamente este rey y en ese mismo año, el 10 de noviembre, el que le concede, por méritos contraídos, el título de Marqués del Almanzora. En muestra evidente de gratitud, Abellán regaló al monarca un magnífico ejemplar de plata nativa procedente de las explotaciones que poseía en Herrerías, el cual aún se conserva en el Museo Nacional de Roma. También fue invitado el marqués a la presentación del Infante e incluso fue miembro de la comitiva que acompañó a Amadeo a Portugal para su exilio en febrero de 1873.
Tras la llegada de Alfonso XII al trono, le hizo afiliarse al partido monárquico de tendencias más liberales, el Partido Constitucional, siendo Senador desde el año 1872 hasta su muerte. A partir de 1881, su cargo en el Senado sería de carácter vitalicio.
En esta etapa centró su máximo interés de su actividad parlamentaria en romper el aislamiento que sufría la provincia de Almería, por carretera y ferrocarril, con el resto de España. Formó parte de múltiples comisiones que tenían por objeto el establecimiento de ferrocarriles y de trazados de carreteras en la provincia de Almería, Andalucía y provincias limítrofes. Muchas de ellas cuajaron y otras no terminaron de cristalizar.
Y como ejemplo de estas comisiones, fue miembro durante varias legislaturas de la Comisión de Ferrocarril de Linares a Almería, línea fundamental para conectar la provincia con la capital de España. En 1891 presidió las comisiones de la carretera de Puerto Lumbreras a Almería y la de Almería a Cuesta de los Castaños. Fue miembro de la comisión de la carretera del pueblo almeriense de María al granadino Puebla de Don Fadrique en 1893. Así mismo participó activamente en otras comisiones que trataron propuestas de ferrocarriles vinculados con las cuencas mineras.
En la legislatura de 1979 fue miembro de la comisión del ferrocarril económico-minero de Sierra Alhamilla a Almería; en la de 1882-1883 de la Comisión del ferrocarril de jaroso al puente de Garrucha; en la de 1884-1885 del ferrocarril de Águilas a Lorca y Sierra Almagrera; en la de 1893 de la Comisión del Ferrocarril del puerto de Almería a Canjáyar y en la de 1901 de la Comisión del Ferrocarril de Calahonda a la ladera derecha del río Cádiar.
Entre sus proposiciones de ley destacó la declaración de utilidad pública a favor del desagüe general en el distrito minero de Sierra-Almagrera en la legislatura de 1888-1889 (ver el apartado de la Herrerías)
También participó en la comisiones parlamentarias que se crearon a raíz de las inundaciones de 1879, 1888, 1891, para establecer la manera de proceder por parte del gobierno para paliar las consecuencias catastróficas que para nuestro valle tuvieron, es especial la del 88, en la que al propio marques se le tasaron los daños en sus posesiones en Tíjola y en Almanzora entre 400.000 y 500.000 pesetas. Una de las medidas que propuso y se aprobó es la paralización del cobro de las contribuciones a los damnificados, ayuda económica a las poblaciones perjudicadas y el envío de material sanitario y de desinfección de los lugares por donde pasa el rio. Fue el propio marqués el que acompañó al ministro de Fomento José Canalejas en su visita a la zona, para ver de primea mano los estragos causados por las crecidas del Almanzora dejando vegas enteras enterradas en arena, molinos destrozados, etc.
También influyó para que Cuevas contara con un Juzgado de Primavera Instancia e Instrucción.
En 1898 fue un año crucial en la vida política del marqués ya que tanto el como su hijo se desligan totalmente causando baja del partido liberal liderado por Sagasta, del que militaba desde hacia mas de 40 años. El motivo que don Antonio alegó fue el del quitarle los apoyos, y por consiguiente obligando a renunciar a su hijo y heredero político Antonio Abellán Casanova, futuro II marqués de Almanzora, a su candidatura a cortes por el distrito de Sorbas. Cinco años antes, en las elecciones de 1893 su hijo fue elevado a diputado por los hombres significativos del grupo liberal fusionista de la provincia y amigos de su padre como Carlos Navarro Rodrigo y Sebastián Pérez García. En 1896, al tiempo que finalizaba su primera legislatura contempló la idea de renovar por el mismo distrito. Sin embargo, el Gobernador Civil de la Provincia le impidió este proyecto, advirtiéndole de que Sorbas ya tenía a un candidato fijo, el encasillado Francisco García Roca, del Partido Conservador. Entonces presentó candidatura por la circunscripción de Almería, pero no obtuvo los apoyos suficientes. Los pactos políticos característicos del período de la Restauración habían determinado que el acta recayera en el candidato ministerial, Juan Antonio Núñez Giménez, perteneciente a la fracción crítica liberal, contraria a la fusionista de Abellán.
A partir de ese momento ambos se afiliarán en el partido recién fundado por el militar Camilo García de Polavieja, siendo nombrado el I marqués jefe del partido en la provincia de Almería y su hijo el encargado de fundar el partido en Cuevas. Un partido que no tuvo mucha trayectoria, constituido por tránsfugas y desencantados de todos los partidos liberales.
La Independencia Española. 11 de julio de 1872
De los pingues beneficios que les llegaban de sus acciones mineras, tuvo la habilidad invertir en bienes raíces, incrementarlo su patrimonio mediante la adquisición de propiedades tanto urbanas como rústicas. Sabía que la minería no duraría para siempre pero la tierra si, y que aunque diera menos beneficios, sería un valor seguro de futuro para su noble estirpe (otra cosa fue la gestión que hicieron después, pero eso ya es otra historia). En 1875, Abellán Peñuela se había convertido en el segundo mayor contribuyente de la provincia, sólo superado por el acaudalado veratense Ramón Orozco.
Y sólo tres años antes, el 15 de febrero de 1972 , pocos meses antes de la concesión del título de marqués, adquiere de una estacada 90 fincas repartidas por el valle del Almanzora, pertenecientes al extinguido marquesado de los Vélez, principalmente en las localidades de Cantoria, Arboleas, Oria, Partaloa y Cantoria.
Don Pedro Caro Álvarez de Toledo, marqués de la Romana y sus hermanos, como hijos y herederos de doña Tomasa Álvarez de Toledo fallecida dos años antes, hija del Duque de Medina Sidonia y Marques de los Vélez, recibieron por la venta un total de 655.000 pesetas. Ante el notario actúa como intermediario entre ambas partes el ilustre abogado y político, don Eduardo Giménez Molina, natural de Cantoria, hijo de don Alejandro Giménez, quien edificó el Ayuntamiento de Cantoria y nieto del Señor de Somontín.
Pero sin duda, la joya de la corona era Almanzora y los Almizaraques en Cantoria y las más apreciadas por don Antonio, tanto por la calidad de sus tierras como por las edificaciones que contenía, en especial la antigua casa de administración del marquesado de los Vélez con una capilla. Lo convertiría en su Palacio reedificado de Almanzora, el ejemplo de arquitectura civil neoclásica palaciega mas importante de la provincia de Almería. En sus salones se decidía la política almeriense y se negociaron asuntos trascendentales para el país.
Además don Antonio poseía fincas y edificios en Tíjola (como el pago de la Algaida que dio origen al título de Condesa de la Algaida que mas tarde recibiría su mujer por tantas y tantas obras de beneficencia y una gran casa en la plaza del Ayuntamiento), En Pulpi-Lórca (Finca de Pino Real con un palacete-hotel y ermita) y en Antas (en el Real con un hotel). Y por supuesto el espléndido palacete en la plaza del Castillo de Cuevas del Almanzora.
Pero aparte, don Antonio también compra a los herederos de la duquesa el que sería su vivienda en Madrid, un magnífico palacio en la calle Leganitos, que se haría famoso en la prensa nacional por las comidas y bailes con los que agasajaba a lo más granado de la sociedad del momento. (Para más información pinchar aquí)
Patio de Armas del Palacio de Almanzora.
Finca de Pino Real entre Pulpí y Lorca
Casa de los Marqueses en Tíjola. Imagen: Decarrillo
El ferrocarril de Lorca-Baza empieza a gestarse con la idea de que pase por el Valle del Almanzora y no por el de los Vélez (Guadalentín) a raíz de un estudio presentado en el Ministerio de Fomento en el año 1878, y posteriormente en el 1879 defendido en exposición por Ayuntamientos y particulares del Almanzora. Según cartas del Ayuntamiento de Vélez-Rubio al Conde de Niebla (Duque Medina-Sidonia), en 1879, “...en 1876, los hombres influyentes del Valle del Río Almanzora tienen la idea de esta línea en el trayecto Lorca-Baza llevar a la dirección por dicho río. Al efecto practicaron un estudio particular para cuya aprobación se formo una junta de todos los diputados y senadores de las tres provincias. Las personas que mas trabajan e influyen por el trazado por el Almanzora son el Senador Carmona y el Marqués de Almanzora. Han hecho los pueblos ofrecimientos de jornales y cesión de terrenos” (Archivo Ducal Medina-Sidonia, legajo 5785).
Por lo que queda claro que la influencia del Marqués fue fundamental para la llegada del ferrocarril (ver historia del ferrocarril) y que los minerales de los Filabres, espartos, jaboncillos, dieran un respiro económico a la comarca.
Cedió junto con su esposa doña Catalina Casanova terrenos de su propiedad, desde Rambla Honda hasta el Marchal en Cantoria, varios kilómetros, para la construcción del ferrocarril de Lorca a Baza y Águilas y los necesarios para la instalación de la Estación, situada a menos de 400 metros de su Casa Palacio.
Gran parte de las negociaciones sobre el trazado se realizaron en el palacio del marqués, convirtiéndose durante varias generaciones en el centro político y social de la Comarca. En uno de sus salones, apodado como “Salón de las Conspiraciones”, el Marqués de Almanzora se reunía con políticos y empresarios para elegir al diputado del distrito, modificar alguna ley, elegir al alcalde de turno de alguna localidad y sobre todo, en 1876, no quiso el Abellán dejar pasar la oportunidad de que el ferrocarril, que inicialmente tenía aprobado el trazado por los Vélez, después por el Almanzora (pasando por el término municipal de Albox, por la zona de la Terdiguera) cambiara y pasara por la puerta de su Palacio. Por lo tanto las consecuencias de este último diseño fue dejar a la potencia económica que era el pueblo vecino sin su ferrocarril y tuvieran que desplazarse a cinco kilómetros cada vez que querían coger el tren. Para más inri la estación se llamó Almanzora (por algo estaba construida en su finca y en un solar de su propiedad). Tan solo en 1904 y muerto el Marqués, lograron renombrarla Almanzora-Albox. (Más información)
Estación de Almanzora. Colección: Familia Berbel del Águila
Se casó en 1848 con Catalina María Casanova y Navarro, futura Condesa de la Algaida, cuando el contaba 26 años y ella todavía no había cumplido los 18. Tuvieron seis hijos, Damiana, Mª Josefa, Dolores, Francisco, Pedro y Antonio (este último estudiante de la Facultad de Derecho y Filosofía y Letras), de los cuales sobrevivieron solo Antonio y Dolores. El primogénito fue Pedro, casado en 1875, fallece el 20 de julio de 1877. Era el favorito de sus padres, y los designios del caprichoso destino no permitió que fuese el perfecto sucesor. De él conservamos alguna fotografía y varios poemas dedicados a Almanzora y a su madre, lo que refleja su sensibilidad artística y buena pluma.
En enero de ese mismo año fallece otro de sus hijos, Francisco en Baza. Y por si esto no fuera poco, en 1888 también lo haría su nieta, Carmen, hija de Antonio Abellán Casanova.
Su hija Dolores Abellán se caso con el General José María Casanova Palomino (ver biografía), militar, escritor y agrónomo y no tuvieron descendencia.
En Madrid ya es conocido el Marqués por toda su actividad dentro de la vida social, acudiendo a bailes, cuando no los organizaba Catalina en sus salones de su palacio de la calle Leganitos. Son conocidos sus viajes de vacaciones a los balnearios de Alceda, Panticosa, e incluso cuando viajaban a Almanzora, en la prensa de Madrid, no era necesario ni siquiera citar Cantoria o Almería, pues ya era conocido de sobra su espléndida posesión en Almanzora en la que el propio tren tenía parada a pocos metros de su palacio.
El marqués con sus cuatro nietos, hijos de su hijo Antonio. Colección: María Lozano y Juan Grima
Pero el marquesado del Almanzora no solo fue un símbolo de poder y riqueza, sino también de generosidad y mecenazgo. Antonio Abellán y su esposa Catalina Casanova, a quien Alfonso XIII le concedió el condado de Algaida, fueron unos grandes benefactores para la comarca del Almanzora y el levante. Entre sus obras destacan la fundación de un colegio de niñas pobres en Garrucha y regentado por las Hijas de la Caridad, donaciones periódicas a centros benéficos que atendían principalmente a ancianos, la restauración y enriquecimiento de templos católicos en Cuevas de Almanzora, Pulpí, Cantoria y Tíjola, o la construcción de escuelas, fuentes y hospitales.
Un hecho fundamental fue la gran cantidad de dinero que donaron para la desinfección de todos los pueblos donde tenían propiedades cuando el Cólera Morbus Asiático asoló es sureste español en 1885. Este fue el detonante de que el ayuntamiento de Tíjola solicitase a la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, regente de Alfonso XIII, la honra de un título, lo que se hace realidad el 11 de junio de 1887, cuando la regia madre la nombra condesa de Algaida, a partir del nombre de una propiedad que su familia poseía en Tíjola, muy cerca también de la estación de ferrocarril.
Antiguo convento y hospital de San Antón de Cuevas donde los marqueses tenían una asignación periódica para su mantenimiento.
Como dato curioso, que muestra la importancia que para el marqués tenía la educación como pilar fundamental para el desarrollo de un país y que en España estaba marcada por una encorsetada moral cristiana conservadora, donde era mas importante las doctrinas de la fe que la ciencia. Por eso y animado por O,Donnell (militar, fundador y jefe de la Unión Liberal, presidente del Consejo de Ministros y amigo personal de don Antonio) formó parte del accionariado de desde su misma fundación en 1876 de La Institución Libre de Enseñanza. Este institución fue fundada por un grupo de catedráticos entre los que se encontraban Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate y Nicolás Salmerón, separados de la Universidad por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral. Ello los obligó a proseguir su tarea educadora al margen de los centros universitarios del Estado, mediante la creación de un establecimiento educativo privado, cuyas primeras experiencias se orientaron hacia la enseñanza universitaria y, después, a la educación primaria y secundaria.
Un espacio donde la clase no sirve sólo para dar y tomar lecciones, sino para enseñar y aprender a «buscar, a reflexionar, a resolver, a componer, siempre personalmente». Donde se da gran valor al trabajo fuera de clase, a las excursiones, y las visitas serían parte de su programa ya que son consideradas parte esencial del proceso intuitivo de desarrollo de una persona. Así como fundamental la cooperación con las familias, por su papel en la educación de los niños y las niñas.
En el proyecto participaron Joaquín Costa, Augusto González de Linares, Hermenegildo Giner, Federico Rubio y otras personalidades comprometidas en la renovación educativa, cultural y social.
Desde 1876 hasta la guerra civil de 1936, la ILE se convirtió en el centro de gravedad de toda una época de la cultura española y en cauce para la introducción en España de las más avanzadas teorías pedagógicas y científicas que se estaban desarrollando fuera de las fronteras españolas. Y sería bajo sus paredes la que puso la semilla de una de las generaciones mas brillantes de artistas, escritores, y poetas, conocida como la del 27.
Entre sus estudiantes más distinguidos nos encontramos a Leopoldo Alas Clarín, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset, Américo Castro, Gregorio Marañón, Federico García Lorca, María de Maeztu, María Moliner, María Zambrano, etc.
Institución de Libre Enseñanza
Alcanzó el Marqués los 81 años de edad, no sin antes haber sido distinguido con la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica.
A las una y veinte de la tarde del domingo 22 de marzo de 1903, falleció el marqués en su casa del Malecón de Garrucha a la edad de 81 años. Murió de la mejor forma posible, rodeado de todos los suyos, que habían llegado días antes en espera del fatal desenlace y asistido en todo momento por el médico de Sorbas don Wenceslao López Rubio. Ya desde principios de marzo toda la prensa nacional se hacía eco de su enfermedad.. La noticia corrió como la pólvora por toda Garrucha, Cuevas y Cantoria. En Almanzora, Un silencio sepulcral se hizo en toda la barriada de Almanzora, cerrando de inmediato la cantina de la Estación y el Bar de la Flora en señal de duelo.
Quiso que el entierro fuera sencillo, y así lo dejó escrito, con 500 misas y dona 2.500 pesetas a la parroquia de Cuevas cuyo párroco, don Leonardo López Miras esa de sobra conocido por el marqués, ya que fue el quien terminó la iglesia de Cantoria años antes y con el que tanto colaboró buscando financiación en Madrid y por supuesto, donando grandes cantidades de su propio bolsillo.
Fue envuelto en un lienzo y depositado en un ataúd. Lo que no pudo evitar fue la enorme afluencia de gente a su entierro, debido en gran manera a la cantidad de obras de caridad que costeaba de manera ininterrumpida en el levante y en el Almanzora, recibiendo el apelativo de “padre de los menesterosos”. El sepelio partió de Garrucha a las doce y media del medio día, acompañando al féretro casi todo el pueblo en dirección a Vera, siendo seguido por unos treinta carruajes y muchas personas a pie. Al atravesar la población, se duplicó el cortejo, y cuando por fin llegó a Cuevas, el gentío era impresionante. Dicen las crónicas que en el cementerio de San Miguel no se podía ni respirar debido a la aglomeración.
A su entierro, que quiso austero, amortajado con un simple lienzo y en sencillo ataúd, asistió una silenciosa multitud que acompañó al féretro desde Garrucha, lugar de su fallecimiento, hasta su Cuevas natal, incorporándose durante este largo recorrido gentes de toda condición que quisieron expresar su último adiós a uno de los personajes más relevantes del XIX levantino.
Cuando en 1903, poco antes de morir, otorgó testamento, el valor de sus bienes ascendía a más de tres y medio millones de pesetas.
Esquela aparecida en el Diario El Correo del 25 de marzo de 1903
En uno de los intentos de robo en la mina Atrevida, un grupo de mineros decidió una noche subir a las Herrerías, pero antes quedaron en una taberna para alegrarse el cuerpo y al salir, uno de ellos recordó que no había advertido a su mujer de que llegaría tarde. Vio a un muchacho conocido y con la alegría que da el vino y de la riqueza que pensaba apropiarse, con la vena de poeta que tenía le dio el recado inventando este cantar:
Ve y dile a mi Gabriela
que cene y no pase pena,
que subo a las Herrerías
y antes de que nazca el día
voy a derramar canela
El zagalón, que era avispado, le extrañó la copla y adivinó en ella una doble intención y fue a dar cuenta a las autoridades que sospechando también lo que iba a ocurrir, subieron armados a las Herrerias, sorprendiendo a los culpables cuando bajaban cargados de sacos de plata. Desde entonces esta copla se quedó en Cuevas como cante minero.
Fábrica principal de la empresa del desagüe del Arteal.
Cuando se estableció la línea de ferrocarril Lorca-Baza, la compañía concesionaria tuvo la simpática ocurrencia de bautizar las máquinas locomotoras, con los nombres de las estaciones del trayecto, nombres que, naturalmente, correspondían a los respectivos pueblos dotados de estación.
Inicialmente se pusieron en servicio veinte máquinas, ostentando cada una en sus costados el nombre de un pueblo, por medio de unas vistosas placas de bronce con letras en relieve. Así pues, se paseaban a diario por la línea, haciendo lo que hoy llamamos publicidad exterior, los nombres de veinte pueblos del trayecto comprendidos entre Lorca y Baza. Cada pueblo tenía su máquina adoptiva: Lorca, Almendricos, Huércal, Zurgena, Cantoria, Albox; etc. etc.
Almanzora no tenía prevista estación en el proyecto de la línea, a pesar de que la línea pasaba muy cerca del pueblo, pero esta carencia la subsanó el Marqués haciéndose accionista de la compañía y consiguiendo que se estableciese un apeadero en Almanzora, que venía a ser lo mismo que una estación, a los efectos de poder él tomar y dejar el tren casi a la puerta de su palacio.
Lo que por lo visto no pudo conseguir el Marqués es que la compañía ferroviaria le cambiase el nombre a una de las máquinas en circulación, ya bautizadas, para colocarle en su lugar el de Almanzora, cosa que a él debía hacerle mucha ilusión. Ni tampoco el que la compañía aumentase su parque de tracción, aumentando una máquina más, para bautizarla con el nombre de su marquesado.
Pero todo tiene solución en esta vida cuando los hombres ponen empeño en encontrarla. El señor Marqués supo encontrar esa solución, y cumplir su ansiado deseo de que una máquina de tren paseara a lo largo de la línea Lorca-Baza, el nombre victorioso (Almanzora significa victoria en árabe) del pueblo que representaba su título.
Sencillamente compró una máquina del mismo tipo, pagándola de su bolsillo, y se la regaló a la compañía para que la hiciese circular por la línea.
La máquina en cuestión estuvo paseando el sonoro nombre de «Almanzora» a todo lo largo de la línea Lorca-Baza, durante más de setenta años.
Según me aseguró el viejo Jefe de Estación que me contó la historia, aquel capricho de tener una máquina de tren con el nombre de su título, le costó al señor Marqués la friolera de veintidós mil duros de los de entonces, lo que traducido a moneda actual sería algo así como cuarenta millones de pesetas. Como capricho no era ninguna bagatela.
Antonio María Abellán Casanova, II Marqués de Almanzora. Colección: Familia Padilla Chirveches
1822. Nace don Antonio Abellán en Cuevas del Almanzora y era hijo de Don Pedro Abellán y Doña Damiana Peñuela.
1831. Nace doña Catalina Casanova Navarro. Hija de Francisco Casanova Navarro y de María Josefa Navarro Pérez y nieta de Ginés Casanova García de Mulas, regidor de Cuevas.
1838. Descubrimiento del Filón del Jaroso en Sierra Almagrera.
1848. Boda de Antonio con Catalina.
1850. Creación de la Fundación Atrevida en las Herrerías.
1854. Es elegido Alcalde de Cuevas.
1855. Nace su hija Dolores, que será la futura II condesa de la Algaida.
1858. Comienza su trayectoria en la política nacional, primero como diputado y posteriormente como Senador hasta su muerte.
1864. Nace su hijo Antonio Abellán Casanova, que sería el II marqués.
1866. Se posiciona en contra del reinado de Isabel II, que lo obliga a esconderse en una mina y después escapar para el exilio para evitar la dura represión.
1872. En febrero de ese año, compra de una estacada mas de 90 fincas a los herederos de doña Tomasa Álvarez de Toledo, hija del XII marqués de los Vélez, don Francisco de Borja Álvarez de Toledo.
1872. El 10 de noviembre recibe el título de Marqués de Almanzora a manos del Rey Amadeo I de Saboya.
1873. Don Antonio forma parte de la comitiva que despide al Rey Amadeo I de Saboya que abandona el trono.
1876. Forma parte de la fundación y será accionista de la Institución Libre de Enseñanza.
1877. Descubrimiento de hierro argentífero en Herrerías.
1877. Un año trágico en su familia ya que fallecen dos de sus hijos, el primogénito Pedro en julio y Francisco en enero.
1882. Accidente sin consecuencias humanas en la mina Atrevida. Esto hizo que se invirtiera en prevención, cosa novedosa para la época que sin duda salvó muchas vidas en las décadas posteriores.
1883. El II marqués se casa con Josefa Calvet Anglada.
1884. Una gran riada inundó todas las explotaciones de las herrerías, no pudiendo trabajar en ellas en años.
1885. El Cólera invade la provincia de Almería y muchos de sus trabajadores, tanto de las minas como de las fincas fallecen a los pocos días de contagiarse.
1887. El 11 de junio recibe doña Catalina el título de Condesa de la Algaida.
1888. Fallece su nieta Carmen, hija de su hijo Antonio, futuro II marqués.
1888. Nace su nieto Antonio Abellán Calvet, que sería el III marqués de Almanzora.
1890. Figura como uno de los mayores exportadores de plomo argentífero del país.
1893. Antonio Abellán Casanova es nombrado diputado por el distrito de Sorbas.
1893. Se terminan las estaciones de ferrocarril de Almanzora y Cantoria.
1893. Nace su nieto Enrique, cuyo hijo heredaría los títulos de marqués de Almanzora y Conde de la Algaida (Su tía abuela Dolores, hija de los I marqueses murió sin descendencia).
1894. Se contrata las labores de la desecación de las minas a la sociedad “Brandt y Brandau".
1885. Se inaugura la Iglesia de Cantoria en la que la marquesa había financiado el retablo del altar mayor, la adquisición de varias imágenes y otros elementos decorativos.
1898. Se desliga totalmente del partido liberal por desavenencias con Sagasta.
1899. Cierre definitivo de la Fundición Atrevida después de casi 50 años de funcionamiento.
1899. Solicita un préstamo al Banco de España para la agrupación de Fincas.
1899. Antonio Abellán Casanova obtuvo el acta por el distrito de Vélez-Rubio, y no había habría pasado ni dos meses desde hubiera sido dado de alta como diputado en el Congreso, cuando la Comisión de Actas resolvió que fuera sustituido por su rival de partido, Agustín de la Serna y López.
1902. Se vende definitivamente la Fundición junto a la mayor parte de sus acciones mineras a la Sociedad Minera de Almagrera regentada por Luis Siret.
1903. Muere el marqués en Garrucha a la edad de 81 años.
1912. Boda entre Antonio Abellán Calvet (III marqués) y Elisa Ramonet.
1914. Fallece en sus posesiones de Almanzora su mujer Catalina.
1927. Adquirió el Palacio y sus fincas el capitalista mallorquín D. Juan March y Ordinas por compra en subasta judicial ante el Juzgado nº 1 de instrucción del Distrito centro de Madrid donde se daba por terminada, estos años de esplendor del Marquesado de Almanzora.
1939. Fallece el segundo marqués.
Accidente del marqués y Carlos Navarro Rodrígo en febrero de 1880, cuando se dirigían en el coche de caballos del primero al Teatro Real cuando a punto estuvieron de atropellar a un ciego que se cruzó en el camino en la zona de la Puerta del Sol. El ciego, ante el susto, dio un bastonazo hacia el coche, rompiendo el cristal de la ventana e hiriendo a Navarro Rodrigo en la cara.
Navarro Rodrigo fue el político almeriense mas importante de la restauración en el siglo XIX. Fue diputado por el distrito de purchena, ministro de fomento en el 1874 entre otros altos cargos).
La puerta del Sol fue también escenario de este segundo accidente del marqués, en este caso cuando los caballos del carruaje chocaron contra otro coche cerca de la fuente en diciembre de 1882.
Como curiosidad de la visita del ministro de Fomento José Canalejas para comprobar de primera mano los daños causados por las inundaciones de 1888 al Almanzora, durante el trayecto se rompieron las lanzas de dos carruajes, corriendo el riesgo de estrellarse los que iban dentro, incluido el que iba el gobernador civil con los diputados, que estuvo a punto de volcar en medio del Almanzora que aún llevaba un buen caudal de agua y gracias al esfuerzo de unos veinte vareadores pudieron evitar el percance. El coche del marqués donde iba este acompañado del ministro, pasó el rio perfectamente, rodeado de gran número de vareadores que llevaban las mulas del ramal. Muchos trechos ha sido preciso pasarlos a pie. En todos los lugares fueron recibidos con entusiasmo, dando vivas al rey y a pesar de la tragedia humana que habían vivido, solo le pedían al ministro trabajo para poder sobrevivir.
Esquela de don Pedro Abellán, hijo primogénito de los marqueses fallecido en Julio de 1877
Esquela de don Francisco Abellán, hijo de los marqueses en enero de 1877.
Albúm de fotos que una vez el marquesado de Almanzora pasó al banquero Juan March y Ordinas, pasó a ser propiedad del último administrador, Emilio Padilla. Colección: Familia Padilla Chirveches
El Marqués con sus hijos Antonio y Dolores y Martín Navarro Flores, director del periódico el Desagüe y el Cuevano. Colección: Familia Padilla Chirveches
Francisco Abellán, hijo del marqués fallecido en enero de 1877. Colección: Familia Padilla Chirveches
Dolores Abellán Casanova, II Condesa de la Algaida. Colección: Familia Padilla Chirveches
Antonio Abellán Casanova, II Marqués. Colección: Familia Padilla Chirveches
Catalina Abellán Calvet, nieta de los marqueses.
Fotografía de las infantas Eulalia y Paz, hijas de Isabel II, retratadas por el fotógrafo de Cámara de Alfonso XII Francisco Debás y que los marqueses les tenían un especial cariño como demuestra en que estuviera en su álbum familiar . Colección: Familia Padilla Chirveches
Alfonso XII hijo de Isabel II de niño fotografiado por el hermano de Francisco, Edgardo Debás. Colección: Familia Padilla Chirveches
Alfonso XIII de niño fotografiado por Francisco Degás. Colección: Familia Padilla Chirveches
MOLINA SANCHEZ, ANTONIO. “Cuevas, la Tierra de la Plata”. Edita: Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora.
FERNÁNDEZ BOLEA, ENRIQUE. “El Castillo de Cuevas del Almanzora. Cinco Siglos de Historia e Identidad”. Edita: Arráez Editores.
LÓPEZ MARÍN, JUAN. “D. José María Orberá y Carrión”. Edita: Cajalmería
MOLDENHAUER CARRILLO, FEDERICO. “La Axarquía Almeriense hace 100 años”. Edita: Arráez Editores.
FERNANDEZ BOLEA, ENRIQUE, GUERRERO RODRÍGUEZ, JOSÉ Y PERALES LARIOS, PEDRO. “Tiempos de Plata y Plomo, Economía y Sociedad en la Cuevas del siglo XIX”. Edita: Arráez Editores.
MIRÓN, GUILLERMO. “Se cumple 150 años Se cumplen 150 años desde que Antonio Abellán compró media comarca del Almanzora”. https://www.lavozdealmeria.com/provincia/209605/cumplen-150-anos-antonio-abellan-compro-media-comarca-almanzora.html
ALONSO MELLADO, MIGUEL ÁNGEL. “Adquisición de Almanzora por el I Marqués de Almanzora”. https://www.piedrayllora.com/historia/contempor%C3%A1nea/adquisici%C3%B3n-de-almanzora-por-antonio-abell%C3%A1n
ALONSO MELLADO, MIGUEL ÁNGEL. “Almanzora, entre el Señorío y el Marquesado”. https://www.piedrayllora.com/historia/contempor%C3%A1nea/almanzora-entre-el-se%C3%B1or%C3%ADo-y-el-marquesado
MARTOS, RAFAEL. “El marquesado que llevó Almería hasta la familia Real” . https://www.noticiasdealmeria.com/el-marquesado-que-llevo-almeria-hasta-la-familia-real
Martínez López Fernando y Ruiz García Mª. Isabel. “Antonio Abellán Peñuela”. http://albox.es/Servicios/IEA/edba.nsf/xlecturabiografias.xsp?ref=1072
CARRILLO MIRAS, ANDRÉS. “Catalina Casanova Navarro”. https://www.piedrayllora.com/biograf%C3%ADas/casanova-navarro-catalina
FERNÁNDEZ BOLEA, ENRIQUE, VIÚDEZ ASENSIO, FRANCISCO, ALARCÓN SOLER, JOSÉ MANUEL. “Historia de Cuevas”. https://www.dipalme.org/Servicios/cmsdipro/index.nsf/informacion.xsp?p=CuevasdelAlmanzora&documentId=23CDE523D8FFB9F8C1257CDE00456E39
González Canalejo Carmen. “Antonio María Abellán Casanova”. https://www.iealmerienses.es/Servicios/IEA/edba.nsf/xlecturabiografias.xsp?ref=1071
Crónica Meridional : diario liberal independiente y de intereses generales: Año XXIV Número 6908 - 1883 marzo 15. https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=2135743&posicion=1&presentacion=pagina
El Ferro-carril: Año XXI Número 1577 - 1899 agosto 5. https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=2144249&posicion=2&presentacion=pagina
Crónica Meridional : diario liberal independiente y de intereses generales: Año XXIX Número 8510 - 1888 septiembre 27. https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=2141515&posicion=3&presentacion=pagina
La Correspondencia de España : diario universal de noticias: Año XXXIX Número 11147 - 1888 octubre 6. https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=6058589&posicion=3&presentacion=pagina
Crónica Meridional : diario liberal independiente y de intereses generales: Año XXXII Número 9228 - 1891 febrero 14. https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=2141732&posicion=2&presentacion=pagina
Crónica Meridional : diario liberal independiente y de intereses generales: Año XXXIV Número 10064 - 1893 diciembre 2. https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=2138876&posicion=2&presentacion=pagina
LÓPEZ MARTÍNEZ, MARIO. “El Arteal (Cuevas del Almanzora)”. http://www.minasdealmeria.es/ptiao/al-010.html
FERNANDEZ BOLEA, ENRIQUE. “Antonio ABELLÁN PEÑUELA” https://www.dipalme.org/Servicios/IEA/edba.nsf/xlecturabiografias.xsp?ref=2
https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Abell%C3%A1n_Pe%C3%B1uela
Invitación al Marqués a formar parte de la comitiva de presentación del infante don Luis Amadeo, hijo del rey Amadeo I de Saboya.