Almanzora, entre el Señorío y el Marquesado
Por Miguel Ángel Alonso Mellado
Reconquista y Señorío
Desde tiempos del reino nazarí de Granada, Almanzora se configuró como posición estratégica al dominar los dos trayectos fundamentales entre el Reino de Granada y el Reino de Murcia. Por un lado la conexión entre Lorca y Baza a través del río Almanzora, y la del dicho río con tierras velezanas a través de la rambla de Albox.
En la incursión aragonesa de Agosto de 1330 las tropas aragonesas se dividieron en dos, para unos ir desde Lorca por el Almanzora y la otra por Santopetar y venir a encontrarse al día siguiente en el sitio de Almanzora (revista Roel nº 7/8).
Tras la reconquista del Valle por los adelantados de Lorca (Juan de Benavides) y Murcia (Pedro Fajardo) en compensación por su labor, los Reyes Católicos por Real Decreto de 15 de Junio de 1493 conceden a Juan de Benavides los heredamientos de Almanzora y Almizaraques de los cuales perdería los Almizaraques en pleito con el Duque del Infantado Diego Hurtado de Mendoza, al entender el corregidor de Vera que estas tierras pertenecían legítimamente al Duque.
Mientras tanto en 1507 se le concede el título de Marques de los Vélez a Don Pedro Fajardo, tal dignidad de carácter hereditario otorgada en compensación a la incorporación del rico Señorío de Cartagena, propiedad de Don Pedro, a la Corona de Castilla.
A 13 de Febrero de 1516, Diego Medina, mercader y vecino de Alcalá de Henares, con poder de Diego Hurtado, vendió a Pedro Fajardo las villas de Cantoria y Parlaloa, como las había recibido de los Reyes Católicos con los heredamientos de Almanzora y Almizaraques. Con la compra de estas dos villas unidas a las de Albox, Oria, Albanchez, Benitagla, Arboleas, Cuevas y Portilla, las une a sus posesiones murcianas para crear el SEÑORIO DE LOS VÉLEZ, creando una serie de mayorazgos, bienes raíces que no se podían enajenar porque quedaban sujetos al señorío.
Los baldíos de Cantoria eran del Marqués por escritura de venta, por lo que el Segundo Marques de los Vélez, Luis de Requesens hizo concesiones de algunas labores y con renta asumida por escritura. Eran bienes raíces del mayorazgo: los millares de los Almizaraques, Piedra de Ulera, la que se comprendía en el termino del Badil y “paso del Almanzora abajo”, que se arrendaba a ganaderos para invernadero. Como bienes del Marqués consta una casa y labor de riego llamada los Almizaraques en que había muchas “tierras blancas” y olivares comprados al Duque del Infantado. El marqués arrendaba los Almizaraques por 130 ducados al año. (Fundación Casa Medina-Sidonia)
Los libros de apeo y repartimiento de Cantoria nos dejan además algunos datos sobre estas tierras:
“La llamada acequia de Albadil, recoge las aguas de este distrito y del riachuelo, sirve para regar el pago de su nombre, se dirige despues al Caserio de Almanzora”.
“El pago de los Almizaraques es de los de mayor extensión dentro de la Vega de Cantoria, en él recibieron casi todos los repobladores una fanega y nueve celemines. antes existió una torre defensiva …”.
“También se entregaron dos suertes a Juan Caballero y a Miguel del Arco, el primero en el pago de Faz Almanzora, junto a las primeras 8 fanegas y 2 celemines se levantaba la casa denominada de Almanzora”.
Tras la sublevación de los moriscos de 1568 y el despoblamiento generalizado en todo el Valle, se procede a la repoblación del mismo con gentes venidas de toda España asignándoles una serie de suertes, no muy bien asignadas por el Marqués de los Vélez, pues el comisario regio Bonifaz en su tarea de controlar los abusos, en su informe del estado de la población de los lugares del Señorío del Valle justificaba una nueva repoblación.
En su litigio, ya personal, con el Marqués llegó a quitarle la heredad de tierras de 400 fanegas en Cantoria (Almizaraques) que había sido propiedad de la casa señorial desde la compra de la Villa al Duque del Infantado, que después el 7 de Abril de 1581, recuperaría los Almizaraques en el que sería la única victoria de la casa Señorial con el licenciado Bonifaz. (Fundación Casa Medina-Sidonia)
Mientras tanto Almanzora sigue un camino vinculado a la familia Benavides a la cual se le concede el titulo de Marqués de Jabalquinto en 1617 a Manuel de Benavides, Señor de Almanzora. Con el matrimonio de la IV Marquesa de Jabalquinto, Francisca de Benavides con Antonio Alfonso Pimentel, VIII Conde de Benavente queda incorporado a esta Casa el Mayorazgo de Almanzora.
Un documento interesante lo encontramos en un pleito de 1729 “sobre impedir abrir una acequia por tierras de estos mayorazgos (Almanzora y Almizaraques) que intentaban algunos vecinos de Arboleas y Albox”:
... “Andrés Carrasco, administrador de la Villa de Cantoria, cegó la acequia que recogía las aguas del río y que pasan por los Almizaraques, Mayorazgo de su Excelencia, y con el consiguiente perjuicio para los propietarios de las zonas mas bajas del río. Este mayorazgo de Almizaraques es propio de la Casa de los Vélez y se administra agregado a la administración y rentas de Cantoria, es propiedad muy estimable”. (Archivo ducal de Medina-Sidonia. Legajo 1350)
En 1752, el 4% total de los ingresos del Marquesado era del dicho Mayorazgo.
En el Catastro del Marqués de Ensenada de la Villa de Cantoria de 1752 nos dice que el Conde de Benavente es propietario de la aldea de Almanzora y del Molino de Lozano (parte inferior del pago del Marchal) y que hay otro molino llamado de Almizaraques perteneciente al Marqués de los Vélez.
Escudo del I marqués de los Vélez en el patio de armas del Castillo de Vélez Blanco. Colección: Decarrillo
Escudo del XI marqués de los Vélez. Colección: Decarrillo
X Marqués de los Vélez
Justo en esos años aparece la figura de Antonio Álvarez de Toledo, X Marqués de Villafranca y de los Vélez, Grande de España, por concesión a su padre, Fadrique Álvarez de Toledo en 1752.
La importancia de esta persona reside en el excelente control administrativo de sus estados, que pasarían a ser como una moderna empresa, donde se aumentaron los registros de los productos, mayor control en los pagos, se crean los oficios de vigilantes, mayor énfasis en las rentas.
En el Señorío Velezano la estructura administrativa estaba formada antes del X Marqués en tres partidos (Mula, Vélez y Cuevas) con un administrador general de las rentas en cada uno y demás administraciones particulares en cada villa del Señorío. A partir de 1753, el cobro de rentas se hace en 5 administraciones (Alhama, Mula, Vélez Rubio, Cantoria y Cuevas), con una concentración de poder en los cinco partidos, donde aparecen los cargos de administradores generales, fiel de cada villa y el escribano. Dependerían de la administración de Cantoria (Oria, Partaloa, Albanchez, Benitagla y Arboleas).
En el viaje del X Marqués a sus Estados, el 22 de Noviembre de 1769, en su visita a sus Mayorazgos de Almanzora, nos dice que “comprada por facultad Real a la casa de Benavente, tiene una casa con bastante habitación, parador, granero, almazara….” por lo que en este periodo de 1752-1769 compró Almanzora.
En las visitas hechas por Bernardo Luis del Corral en los estados de los Vélez de 1786, donde de manera amplia descriptiva nos muestra lo que eran estos Mayorazgos “habiendo visitado con toda prolijidad estas haciendas en compañía del administrador D. Manuel Martínez de Legarza y del fiel mayoral (persona encargada de las rentas de cada villa) Alejandro Pérez Ponce, debo manifestar a su Excelencia que estas haciendas consisten en 500 Fanegas de tierras de regadío y 30 de secano de primera y mediana calidad, cuyas tres partes se hayan plantadas de olivos y la otra en tierra blanca para pan llevar, y para su cultivo hay 11 moros, 1 aperador, 6 reses vacunas, 5 mulas, 1 borriquero con dos burros para llevar la comida y agua a otros moros, 2 regadores y una casera para amasar el pan y guisar a los referidos. Hay dos casas principales, las heredares (haciendas) que se le otorgaron a J. Benavides casi 300 años antes, la una llamada Almanzora adonde debe estar la labor y la otra se haya muy deteriorada (Almizaraques). También tiene usted 6 cortijos para recogerse los oliveros en los años de aceituna. Estas tierras deben dividirse en dos administraciones poniendo la una en Almizaraques, por ser el ramo más principal de esta hacienda y poner un mayoral encargado, por ser muchas sus labores”. También nos habla que tienen que cuidar las boqueras, talar, riegos, etc..
Archivo Medina-Sidonia (Vélez.estado.expedientes)
El discípulo del Marqués de Ensenada, Tomas López, también nos habla de estas tierras “la Casa de Almanzora que fue sitio real de moros”, en 1774. “y los restos de la antigua ciudad romana de Horsena”, posiblemente en el cerro de las copas, donde se encontró una lápida de una patricia, hoy en casa de un señor de Murcia.
Puerta principal del Huerto del Administrador. En este caserón es donde veraneaban los administradores de los marqueses en Cantoria. Colección: Eva Jiménez
Testamento de D. Francisco Álvarez de Toledo XII Marqués de los Vélez.
Almanzora en el siglo XIX
A comienzos del siglo XIX la importancia de las tierras de Almanzora va en auge y sus responsables van tomando peso dentro de la administración, por ello a la hora de hacer el ingreso de las rentas de los partidos de Cuevas y Cantoria, la persona de confianza para organizarlo es Pedro Antonio Rame, fiel de los Mayorazgos de Almanzora y Almizaraques.
“Con motivo de la formación de las relaciones para la exacción de la extraordinaria temporal contribución correspondiente a las rentas de la administración de esta Villa y de la de Cuevas, y en el viaje que de orden de S. E. han hecho a la ciudad de Baza (contaduría) los administradores Francisco Sanz de Villavieja (Cantoria) y Don Juan Sánchez García (Vélez) para los fines que S.E. he tenido a bien comunicarles acerca del expresado negocio, al cual les he acompañado, para lo cual se ha pagado a cuatro escopeteros que nos acompañaron para la custodia de los caudales a Baza (P. A. Rame)”.
Archivo ducal de Medina-Sidonia (Vélez. estado. expedientes)
La Casa de Almanzora en estos años va a ser la nueva residencia del Administrador General de Cantoria desde donde se tomaran todas la decisiones del partido. Un ejemplo fue la demolición de la Iglesia vieja de Cantoria en 1813, y rubricando los documentos con la anotación “EN LA CASA DE ALMANZORA”. Son administradores del primer tercio de siglo Villavieja, Suárez y Navarro.
En 1821 muere Francisco Borja Álvarez de Toledo, XII Marqués de los Vélez y Medina-
Sidonia, y en 1823 se hace partición de los bienes en proindiviso del Marqués. Para lo cual le deja un poder para testar a su mujer Mª Tomasa Palafox y Portocarrero. El hijo mayor con las nuevas leyes de abolición de los señoríos había de suceder en la mitad, por haber quedado la otra mitad de libre disposición y el quinto de estas para Tomasa Palafox.
Se procedió a hacer inventario, cuenta, partición y adjudicación de bienes. Operaciones aprobadas el 10 de Abril de 1823 con un valor de 13.131.639 reales y líquido de 16.389.931 reales, donde se le adjudican a la hija del Marqués, Mª Tomasa Álvarez de Toledo, 17 fincas del inventario de los Vélez, entre ellas la finca Almanzora. Archivo Histórico Nacional, (Fernán Núñez C 787, D 27)
Mª Tomasa se casa con el IV Marqués de la Romana, Pedro Caro Salas y entre las numerosas fincas que tenían en Cantoria, nos encontramos el primer registro del año 1864 del actual Palacio “...una casa llamada de Almanzora situada en el llano de dicho Almanzora que comprende la ermita y un molino de aceite con dos pequeñas habitaciones ocupando una extensión de 1982 baras cuadradas, en el termino de Cantoria, en el Mayorazgo de Almanzora, con un valor de 100.000 reales”.
El abogado D. Jacobo Navarro y Aledo como representante y apoderado de la Excelentísima Sra. Dña Tomasa acude al juzgado de Cantoria en este año de 1864, solicitando acreditar la posesión de esta finca, la cual heredó de su padre en 1823, porque se extraviaron algunos documentos y la Sra. Marquesa no tenia titulo inscrito de tal adquisición y admitiendo la información ofrecida de los testigos Antonio Cazorla Lozano (posterior propietario del molino de Cazorla) y Joaquín Sánchez Sáez, vecinos de Cantoria, manifestaron que la finca es propiedad de la Sra. Marquesa desde hace 40 años y habiendo revisado el registro del Ayuntamiento y no encontrando asiento ninguno, se da por valido este testimonio y se inscribe en el Registro de Huércal-Overa. Registro de la Propiedad H.O. (inscripción 18 de Enero de 1864).
Muere la Marquesa de la Romana el 29 de Octubre de 1870 y sus hijos hacen inventario y tasación de los bienes pertenecientes a la testamentaria Excelentísima Marquesa de la Romana sitos en el termino de Cantoria, Oria, Partaloa, Albox y Arboleas.
En la aldea de Almanzora a 1 de Junio de 1871, Jacobo Navarro y Aledo, administrador del ex-mayorazgo de Almanzora, procede a hacer inventario de todos los bienes que corresponden a la testamentaria. En las que se encuentra unas existencias en metálico de 53.518 reales, debitos a favor en metálico por alquileres y rentas de 23.192 reales, existencias en frutos 189.672 reales, debitos en frutos 138.763 reales. También posee una serie de bienes muebles muy variados como casullas, dos albas, seis pares de corporales, misales, etc. Todo con un valor de 408.000 reales.
El inventario de fincas rústicas y urbanas hacen un total de 112 fincas incluyendo 19 censos en estos pueblos. En Cantoria tiene 63 fincas, la gran mayoría en Almanzora (el Tercio, Bojar, Isla, Almizaraques (con su casa), Cortijo Quemado, La Posada...).
Una casa en la que se comprende la ermita, un molino… valorado en 69.133 reales (actual Palacio), Finca nº 41.
Finca nº 61: Huerto de Villavieja o de Llano, donde se encuentra una Casa-Cortijo con 250 metros de extensión, lindando con Rambla Pedro Gea (Huerto del Administrador).
Finca nº 62: Almazara de Cantoria, Finca nº 63: “Casa de la Administración” (actual Casa del Marques de la Romana) en la calle San Juan con 756 metros cuadrados.
En Partaloa, 4 fincas (un molino de aceite), en Arboleas, tres fincas (un horno y un molino), en Oria 16 fincas (tres molinos harineros y casa principal de la Plaza). Inventario y tasación de bienes de Mª Tomasa el 1 de Junio de 1870.
Patio de Armas del Palacio. En la imagen, la calesa estaba esperando a los marqueses para su traslado a Cuevas
El Marqués de Almanzora
En estos años coinciden en Madrid el vecino de Cantoria y diputado Eduardo Giménez Molina y el rico minero de Cuevas Antonio Abellán Peñuela, que seria también diputado, coincidiendo con Eduardo Giménez en tareas políticas. En esta relación entran también los hijos de la Marquesa de la Romana al ser propietarios de buena parte de Cantoria, con intención de vender sus propiedades y Antonio Abellán con dinero suficiente para invertir. Deciden hacer efectiva la venta de las posesiones del actual Marqués de la Romana, Pedro Caro Álvarez de Toledo y sus hermanos Tomas y Carlos, para esto actúa de apoderado de Antonio Abellán, Eduardo Giménez, que es la persona que va a intermediar entre el minero y los de la Romana para la venta. Se de el caso que incluso Antonio Abellán compra la casa donde vivía Tomas Caro Álvarez de Toledo en Madrid en la c/ Leganitos, 24 y futura residencia del minero.
Con fecha de 15 de Febrero de 1872 se escrituran en Madrid las 112 y censos del inventario de la Marquesa de la Romana, que “...pertenecía al ex-mayorazgo de Almanzora de que fue dueño en plena propiedad el Excelentísimo D. Francisco Borja Álvarez de Toledo (XII Marques de Villafranca y los Vélez). Por su fallecimiento en las particiones verificadas entre sus hijos se adjudicaron entre otros bienes a Mª Tomasa Álvarez de Toledo los predios y derechos de la administración de Cantoria”. Estas propiedades son vendidas en 655.000 pesetas y pagando en el acto 250.000 pesetas actuando como testigo Eduardo Giménez. Entre las fincas que compró el Marqués de Almanzora en Cantoria se encontraban el Huerto del Administrador (Huerto de Villavieja, llamado asi por el administrador general Francisco Sanz de Villavieja) y la Casa del Marqués de la Romana que un futuro que serian propiedad de su apoderado Eduardo Giménez Molina.
Por real orden de 8 de Julio de 1872, se le concede la merced del titulo del Reino con la denominación de Marques de Almanzora “...teniendo en consideración las especiales circunstancias que concurren en Antonio Abellán Peñuela”.
Antonio Abellán, casado con Catalina Casanova Navarro, Condesa de Algaida, de dicho matrimonio hubo 6 hijos, Damiana, Mª Josefa, Dolores, Francisco, Pedro y Antonio (este último estudiante de la Facultad de Derecho y Filosofía y Letras), de los cuales sobrevivieron solo Antonio y Dolores. El primogénito fue Pedro, casado en 1875, fallece el 20 de Julio de 1877 y su hermano Francisco, en Baza en Enero de este mismo año. Ya en 1888 también lo haría su nieta, Carmen, hija de Antonio Abellán Casanova. Dolores Abellán se caso con el General José María Casanova Palomino, militar, escritor y agrónomo.
El Marqués de Almanzora toma peso como político en el Reinado de Amadeo I de Saboya, siendo invitado el marqués a la presentación del Infante e incluso fue miembro de la comitiva que acompañó a Amadeo a Portugal para su exilio. En Madrid ya es conocido el Marqués por toda su actividad dentro de la vida social, acudiendo a bailes, cuando no los organizaba Catalina en sus salones. Son conocidos sus viajes de vacaciones a los balnearios de Alceda, Panticosa, e incluso cuando viajaban a Almanzora, en la prensa de Madrid, no era necesario ni siquiera citar Cantoria o Almería, pues ya era conocido de sobra su espléndida posesión en Almanzora. Como ejemplo la noticia sacada del Imparcial del 12 de mayo de 1908:
“...Fiesta religiosa en Almanzora: En la Iglesia de la grandiosa finca que en esta localidad posee la muy ilustre y distinguida dama Excelentísima Sra. Condesa de Algaida, madre política de nuestro querido amigo el dignísimo e ilustrado General Don José María de Casanova, prestigioso y activo presidente del Centro General de Pasivos de España, tuvo lugar el día 8 de los corrientes el acto solemnísimo de imponer el santo Sacramento de la Confirmación a los hijos de sus 350 colonos que en numero verdaderamente prodigioso acudieron a recibir de manos Ilustrísimo Sr. Obispo de la Diócesis de Almería el Santo Sacramento indicado apadrinados por la dueña de la finca y el General Casanova, quienes, con la galantería y esplendidez que le es peculiar dispusieron a obsequiar a sus invitados y colonos con un bien servido lunch y agradable refresco, dignos del nombre de tan opulenta dama, y lo cual tuvo efecto después del acto religioso en los espléndidos salones del suntuoso Palacio. El capellán de la Sra. Condesa adornó el templo con delicada severidad, haciendo alarde de sus iniciativas y buen gusto, dándole ambiente verdaderamente simbólico, con profusión de aromatizadas y bonitas flores, en medio de un esplendido y bien dispuesto alumbrado. El acto realizado por la Excelentísima Sra. Condesa de Algaida dejará, seguramente, grato e imperecedero recuerdo en Almanzora, donde formara época, y por ello tanto la dama distinguida como el General Casanova merecen felicitaciones”.
La Época, 27 de Mayo de 1911:
“se acercan las fiestas de Almanzora en la misma provincia. Se le anuncian en la prensa al gobernador que sera desobedecido, refresca éste la prohibición, y …. en efecto: se corrió en estos días el toro por las calles, y estuvo a punto de ser arrollada la comitiva de un entierro que escapó por una calle a la carrera”
Noticia aparecida en la Correspondencia de España el 7 de Octubre de 1888:
“De las inundaciones periódicas, la que mas desolación causó fue, al menos para la totalidad del Valle, la de Octubre de 1888, donde murieron solo en Cantoria 12 personas, 6 de ellas de la misma familia, a consecuencia de esto en ese mes visita el Valle del Almanzora, el Ministro de Fomento, el Sr. Canalejas, “descansado un momento” en el Palacio de Almanzora y acompañado del Marqués, el Gobernador y los diputados almerienses, salen con sus carruajes que “...el de los señores diputados esta a punto de volcar y es sacado por un ejercito de vadeadores que evitó la desgracia”.
Ya al año siguiente el Marqués consigue que se suspendan los apremios a los contribuyentes morosos del Almanzora a consecuencia de las inundaciones “...ha visitado al Sr. Sagasta y al Sr. Ministro de Hacienda, el Sr. Marques de Almanzora, interesándoles para que se den las oportunas ordenes a fin de que los recaudadores de la contribución de Almería suspendan los apremios” (El imparcial, 5 de enero de 1889).
El ferrocarril de Lorca-Baza empieza a gestarse con la idea de que pase por el Valle del Almanzora y no por el de los Vélez (Guadalentín) a raíz de un estudio presentado en el Ministerio de Fomento en el año 1878, y posteriormente en el 1879 defendido en exposición por Ayuntamientos y particulares del Almanzora. Según cartas del Ayuntamiento de Vélez-Rubio al Conde de Niebla (Duque Medina-Sidonia), en 1879, “...en 1876, los hombres influyentes del Valle del Río Almanzora tienen la idea de esta línea en el trayecto Lorca-Baza llevar a la dirección por dicho río. Al efecto practicaron un estudio particular para cuya aprobación se formo una junta de todos los diputados y senadores de las tres provincias. Las personas que mas trabajan e influyen por el trazado por el Almanzora son el Senador Carmona y el Marqués de Almanzora. Han hecho los pueblos ofrecimientos de jornales y cesión de terrenos” (Archivo Ducal Medina-Sidonia, legajo 5785).
Por lo que queda claro que la influencia del Marques fue fundamental para la llegada del ferrocarril (ver historia del ferrocarril) y que los minerales de los Filabres, espartos, jaboncillos, dieran un respiro económico a la comarca.
El 26 de Septiembre de 1899, para un préstamo de 500.000 pesetas del Banco de España realiza el Marqués una agrupación de fincas “...la colonia Almanzora que en lo sucesivo ha de constituir un solo predio, la componen las fincas de Cantoria”, desde el puente de Hierro hasta Rambla Honda en Arboleas. Todas estas fincas colindan unas con otras que mediante el enlace que forman entre sí, constituyen de hecho un todo, una sola finca rustica de 386 hectáreas, con 44 casas-cortijo (entre ellas el Palacio), tres molinos, una almazara, … Una finca que cuenta con 70 hectáreas de olivar, viñas, frutales, etc. también crea en Antas otra agrupación similar de 15 fincas llamada “Milagro de San José” con un hotel, cuyas fincas son compradas al minero Jacinto Anglada, actuando como apoderado del Marqués, Ginés Casanova Soler, coronel del ejercito y primo-hermano de la Marquesa.
El Marqués de Almanzora fallece en Garrucha a las 13 h 20´, del día 23 de Marzo de 1903 (partida de defunción). En el testamento de 6 de Mayo de 1888 figura que quiere un funeral sencillo, con 500 misas y dona 2.500 pesetas a la parroquia de Cuevas. Dejaba sus bienes divididos en tres partes: a sus dos hijos y a su mujer. Para esta le deja de manera preferente su “PALACIO REEDIFICADO” y si algunos de los hijos se negara, perderían su parte. Curiosamente en el testamento de últimas voluntades del Marqués de 16 de Agosto de 1900, la tercera parte de la Marquesa la comparte con los dos nietos, pero esta vez, si se opusiese la Marquesa, ésta la perdería su parte de herencia.
A la muerte del Marqués, su hijo Antonio Abellán Casanova vende sus derechos hereditarios a sus hijos, dividiéndose pues, las propiedades entre los nietos del marques, su hija Dolores y la parte correspondiente a la Marquesa.
Préstamo hipotecario y reagrupación de fincas del Marqués en 1899
Don Antonio Abellán Peñuela con tres de los 6 hijos que tuvo y de los cuales sólo 2 le sobrevivieron. De pie, junto a él, su primogénito, Pedro Abellán Casanova, que murió con 32 años. Sentados, Antonio María, que heredaría el título de su padre; Dolores, que heredó el título de Condesa de la Algaida de su madre. Imagen tomada en el estudio de Napoleón hijo, fotógrafo oficial del Rey Amadeo de Saboya, Alfonso XII, Alfonso XIII y el Rey de Portugal Luis I. Colección: María Luisa Chirveches
Don Antonio Abellán Peñuela, I marqués de Almanzora, con su cuatro nietos: Catalina, Antonio (III marqués de Almanzora), Enrique y Josefa. Enrique fue militar de profesión y, al estallar la Guerra Civil, fue fusilado por milicias del Frente Popular en la Puerta del Hierro de Madrid, el 28 de noviembre de 1936. Colección: Juan Grima Cervantes
Esquela del I marqués fallecido en 1903 en Garrucha, la población donde solían pasar temporadas sobre todo en verano.
Francisco Abellán. Colección: María Luisa Chirveches
Esquela de Francisco Abellán, hijo del I Marqués y el que estaba destinado a heredar el título y parte de las propiedades.
Muerte del I Marqués
El domingo 22 de marzo, al poco de morir el I marqués de Almanzora, la noticia corrió como la pólvora por toda Garrucha, Cuevas y Cantoria. Un silencio sepulcral se hizo en toda la barriada de Almanzora, cerrando de inmediato la cantina de la Estación y el Bar de la Flora en señal de duelo.
Contaba D. Antonio Abellán con 81 años de edad, y la muerte le esperaba en su casa del malecón de Garrucha. Senador del Reino vitalicio, I marqués de Almanzora por obra y gracia del Rey Amadeo de Saboya, conde consorte de la Algaida por designación de la reina consorte María Cristina, se encontraba en ese fatal trance rodeado de sus dos hijos, los cónyuges de estos y sus nietos.
Empresario, industrial, minero, terrateniente, político e inversor. En definitiva, allí donde podía haber negocio, allí estaba D. Antonio invirtiendo sus cuantiosas rentas que le proporcionaban las minas y su fundición Atrevida en las Herrerías. Llegó a ser el segundo mayor contribuyente de tierras rústicas de la provincia, por detrás de D. Ramón Orozco y que no se le daba cuidado comprar, a fuerza de talonario, lotes de 20 o 30 fincas a la vez. Sabía que la minería no duraría para siempre pero la tierra si, y que aunque diera menos beneficios, sería un valor seguro de futuro para la noble estirpe que empezó con él.
Casado con D. Catalina Casanova Navarro, de una familia acomodada del levante almeriense, con una mente brillante, que hizo como nadie su papel reservado a las mujeres de bien de su época, y no sólo hablamos de la administración de su casa, sino que fue la dama que destacó por encima de todas por sus obras de caridad, cabeza pensante de muchas de las tramas políticas y luchas de poder en las que se vio metido su marido (como la negociación del diseño del ferrocarril del Almanzora), hasta tal punto que al salón principal de su palacio de Almanzora, se le llamó el salón de las conspiraciones. De esa misma estancia salía al balcón que daba a la plaza todos los domingos después de misa, a tirar monedas y comida a los pedigüeños que allí se concentraban y hasta en el tren venían cuando sabían que la marquesa se encontraba en palacio.
D. Catalina le dio seis hijos, falleciendo en edad temprana 4, algo que fue tremendamente duro, sobre todo la muerte de Pedro, su favorito, y que los designios del caprichoso destino no permitió que fuese el perfecto sucesor. De él conservamos alguna fotografía y varios poemas dedicados a Almanzora y a su madre, lo que refleja su sensibilidad artística y buena pluma.
El entierro fue sencillo, como el marques dejó escrito, envuelto en lienzo y depositado en un modesto ataúd. Lo que no pudo evitar fue la enorme afluencia de gente a su entierro. Partió la comitiva de Garrucha a las 12:30 en dirección a Cuevas, acompañando al féretro casi todo el pueblo pie, más de treinta carruajes y cuando llegaron a Vera, se duplicó el cortejo. Cuando llegaron a Cuevas, allí les esperaba un gentío impresionante y en el cementerio no se podía ni respirar de la aglomeración de gente.
Casa palaciega en el malecón de Garrucha propiedad del I marqués.
Ultimas voluntades del Marqués. Colección: Miguel Ángel Alonso
II Marqués de Almanzora. Colección: María Luisa Chirveches
El Ocaso del Marquesado
Ya en 1899 los marqueses de Almanzora cierran la fundición Atrevida, una de las fuentes principales de sus ingresos por las pérdidas que arrastraba desde algunos años por la crisis de la metarlúgia en Cuevas. En la 1ª década del siglo XX, las hipotecas, de hasta de 50 años algunas, y préstamos de la familia van oscureciendo el marquesado hasta que el 16 de Mayo de 1927 adquirió el Palacio y sus fincas el capitalista mallorquín D. Juan March y Ordinas por compra en subasta judicial ante el Juzgado nº 1 de instrucción del Distrito centro de Madrid donde se daba por terminada, estos años de esplendor del Marquesado de Almanzora, y con su posterior venta por los administradores de J. March, expropiados sus bienes de Cantoria el 21 de Marzo de 1938 por informe de la Junta Provincial Calificadora de Almería, expediente 687 “...por desafecto al régimen y un elemento conocido fascista”.
El Trigo de los Almizaraques
Tras la reconquista del Valle del Almanzora en 1488 por los adelantados de Murcia Pedro Fajardo y de Lorca Juan de Benavides, en compensación por su labor, los Reyes Católicos por Real Decreto de 15 de Junio de 1493 conceden a Juan de Benavides 800 fanegas de tierra, las más fértiles del Valle. Esta heredad o hacienda se llamaba “Los Almizaraques” que perdería en pleito con el Duque del Infantado (Diego Hurtado de Mendoza), al entender el corregidor de Vera que estas tierras pertenecían legítimamente al Duque.
El 13 de Febrero de 1516 vendió Diego Hurtado sus heredamientos de los Almizaraques al Marqués de los Vélez, Pedro Fajardo, formando parte del Señorío de los Vélez y creándose el Mayorazgo de los Almizaraques como un bien raíz que no se podía enajenar del Señorío.
Estas tierras se arrendaban a ganaderos para invernadero por el Marqués de los Vélez por 130 ducados al año en las que había “muchas tierras blancas” y olivares.
El Mayorazgo de los Almizaraques es de los de mayor extensión dentro de la vega de Cantoria, en él recibieron casi todos los repobladores una fanega y 9 celemines, antes existió una torre defensiva (Libro de Apeos de Cantoria, 1752)
Estas tierras tan fértiles ya entusiasmaron al X Marqués de los Velez en su viaje a sus estados, el 22 de Noviembre de 1769, estando en Los Almizaraques el Marqués con su séquito pusieron nombre a los olivos (mata del conde, etc, ...). Pascual Madoz en 1845 dice que era una granja (hacienda).
Los Almizaraques estaban comprendidos entre la Rambla de Albox y Rambla Honda (límite de Arboleas) y así fueron comprados por el Marqués de Almanzora el 15 de Febrero de 1872 a los hijos de la Marquesa de la Romana junto con otras 119 fincas. A la muerte de la Marquesa de Almanzora en 1914, en las particiones realizadas se le adjudica a su hija Doña Dolores Abellán y a su marido, el General Casanova, una hacienda denominada Santa Catalina y San Antonio, compuesta por los sitios o pagos de Bajero, Isla, Río Viejo, Cisconar y Cortijo Quemado, que sería una reducción de la mitad de los antiguos Almizaraques.
De estas tierras dice el General Casanova en su libro “Impresiones de un viaje a nuestras haciendas de Pino Real y Santa Catalina y San Antonio” que sus trigales cuyos 100 colonos los tienen como macetas: negros, altos, fuertes y espesos, causan verdadero asombro y empanan para el maíz antes de segarlos, estos son cultivos intensivos que el Río Almanzora impulsa con sus aguas y sus limos ¡¡dos cosechas al año!!
Tal es la riqueza de esas tierras que en Marzo de 1916 el General Casanova entrega al Rey Alfonso XIII en Madrid una mata de trigo con cerca de 4000 granos por uno de simiente de la variedad “blanquillo”.
La fotografía es del 17 de Marzo de 1916, tomada en Almanzora y aparece un colono con dos matas de trigo, la de la izquierda es la que llevó al Rey, procedente de la finca Santa Catalina (Almizaraques).
Campesino muestra en la imágen un ejemplo de la magnífica cosecha de trigo de los Almizaraques. Colección: Miguel Ángel Alonso
Los Exploradores de Albox en Almanzora
Visita de los exploradores de Albox al Palacio de Almanzora ya que los II Marqueses eran sus padrinos y ayudaban a costear los gastos de este grupo. Llegó a tener más de 200 integrantes en los años 20, fecha en que data la imagen. Sus visitas a esta familia eran habituales, así como famosos los desfiles que realizaban en su honor en las puertas del palacio. Después eran obsequiados con un refresco-merienda por parte de los anfitriones.
En esta imagen tenemos la misa ofrecida en el palacio, en el reclinatorio la II Marquesa, Josefa Calvet y Anglada (a ella se debe el regalo de la Bandera que se muestra). El capellán de los exploradores es D. Juan Ibáñez, cura párroco de Albox asesinado al inicio de la Guerra Civil en el Pozo de la lagarta de Tabernas. Se supo que era él porque tenía un ojo de cristal. El que aparece a la derecha es Francisco Capel, secretario del Ayuntamiento de Albox y hermano del famoso fotógrafo José Capel.
La segunda marquesa de Almanzora en el reclinatorio en la misa ofrecida a los Exploradores de Albox en su visita a Palacio. Colección: Miguel Angél Alonso
Conclusión
Hasta ahora sobre la autoria del Palacio de Almanzora se ha hablado mucho. Lo que conocemos actualmente se pensó en la posibilidad de que fuera construido por el X Marqués de los Vélez, por su relación con el arquitecto Ventura Rodríguez y el estilo similar al del Palacio de Boadilla del Monte construido por él. Pero de esa época solo tenemos que en el viaje que realizó en 1769 sólo nos dice que mandó acrecentar la almazara y derribar la ermita. Además en la visita de Bernardo Luis del Corral de 1786 tampoco habla de Palacio, solo dice “casa para guardar la labor”.
En época de los Marqueses de la Romana tampoco tenemos constancia de Palacio, solo Finca Almanzora y que el administrador general de Cantoria, residía allí, sin duda debiera ser un edificio de importancia para que este no residiera en las innumerables casas señoriales que poseían en el partido y lo hiciera en esta. Para los mayores de Almanzora y Cantoria si les preguntamos por esta construcción nos dirán que es el palacio de los Marqueses de la Romana como lo recuerdan ellos.
En el testamento del Marqués de Almanzora de 1888 habla de su PALACIO REEDIFICADO (por las fotos de José Rodrigo sabemos que, ya en 1878 estaba construido) Por palacio reedificado podríamos interpretar “volver a edificar o construir de nuevo” otro palacio o incluso que se derriba algo con ese intento. En 1877 en un poema del hijo del Marqués, dice “residencia señorial…. que alzo su dueño actual Sr. Marqués de Almanzora”. Aunque tampoco tenemos mas noticias de que fuera construido por el Marques.
Por lo tanto cualquiera de las tres opciones pueden ser válidas mientras no tengamos con totalidad un dato concluyente, todas serán válidas sin excluir a ninguna.
Tenemos en el valle un valioso palacio, ejemplo de épocas de esplendor, con sabor añejo de riquezas y glamour, y que hoy merece la pena luchar por el, para que mañana lo disfruten nuestros hijos y conozcan el legado arquitectónico tan variado que tenemos, aunque la defensa del patrimonio este alejado del desarrollo que vemos a diario en nuestros pueblos.
Lateral del Palacio en los años 60.
Finca de Pino Real finales s. XIX
Una finca situada entre Pupí y la pedanía de la Campana en Lorca. La ermita de este palacete se utilizó como iglesia de esta pedanía hasta hace pocos años. Colección: Miguel A. Alonso
Finca de Pino Real en la actualidad
El estado ruinoso del edificio es utilizado por los trabajadores de la explotación agrícola como vertedero. Colección: Decarrillo
Palacete de los marqueses en Cuevas
Situado en la plaza del castillo, sucumbió al mal llamado progreso. Colección: Foulquié