En junio de 1973 fue nombrado presidente del Gobierno Carrero Blanco con la idea de hacer de él el hombre fuerte del Estado a la muerte del dictador y pilar sobre el cual se sustentaría el franquismo sin Franco, pero su asesinato el 20 de diciembre de 1973 en un atentado perpetrado por ETA en Madrid abortó esas expectativas. La férrea mano dura del Régimen empieza a debilitarse, abriendo perspectivas de modernización y apertura hasta la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975, siendo alcalde Ignacio Jiménez Fernández. Ese día todo se paralizó en Cantoria hasta la feria. Al día siguiente todo continuó con normalidad, aunque con más control de las fuerzas del Estado. El cuartel de la Guardia Civil convocó a todos los efectivos que estaban de descanso o vacaciones hasta nueva orden.

A partir de esta fecha la maquinaria del proceso democrático se pone en marcha, aunque no sería hasta 1979 cuando se viviría el momento clave de la transición a nivel municipal a través de los comicios locales. Hasta entonces, los Consistorios seguían constituidos conforme a la legalidad franquista, resultando un agravio a la democracia, ya que en 1977 se habían celebrado las primeras elecciones generales y el 1978 se proclamó la Constitución.

Antes de la legalización oficial de los partidos políticos en 1977, ya en Cantoria estaban bien definidas las cuatro fuerzas que en 1979 concurrirían a las elecciones municipales. La primera fuerza, la UCD, partido liderado por el presidente Adolfo Suárez, lo formó Juan Pedro Gea con ayuda de Adolfo Pérez (que lo formaría en Garrucha) y que ganaría las elecciones con 7 concejales. La segunda fuerza fue el PSOE, formado por Baltasar Fernández el Riblanco, con 3 concejales.  ACI (Agrupación Comunista Independiente), liderado por Rafael González el del Cortijo Grande, con 1 concejal. Y, por último, el PCE, liderado por Julio Lizarte, que no obtendría representación.

El nuevo gobierno del Ayuntamiento de Cantoria inició un periodo ilusionante, donde había mucho que hacer. Lo primero fue duplicar el presupuesto municipal para llevar obras de urgencia, como la terminación del alcantarillado, modernización del alumbrado público, establecimiento de un alquiler por la cesión del agua de los pozos a la comunidad de regantes propietaria, etc. También fue en esa primera legislatura democrática cuando Pepe Cosentino presentó el proyecto para una fábrica en el paraje no urbanizable de las Rellanas, germen de lo que hoy es el gran grupo Cosentino, líder mundial en superficies de cuarzo. Fue el alcalde Juan P. Gea y el concejal Francisco Cuéllar quienes realizaron los trámites para los permisos correspondientes en Almería ante el Delegado de Obras Públicas.

El gran susto de esta primera legislatura fue, sin duda, el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981, que pilla al alcalde, Juan P. Gea, y al concejal, Ramón Jiménez, de caza. Se enteran de lo sucedido su vuelta y convocan un pleno extraordinario. Se vivieron momentos de miedo, sobre todo los que habían manifestado públicamente su ideología de izquierdas, aunque la tónica general fue de calma y precaución.